martes, 29 de marzo de 2016

El Fantasma del Apagón

Hace un par de meses desde las altas esferas del Estado  en cabeza de Juan Manuel Santos, se ha venido cocinado en la cabeza de todas las personas que residimos en Colombia un miedo por el posible apagón que se podría generar si las personas de a pie no ahorran energía y agua en el marco de los estragos del  mentado “Fenómeno del niño”. Más allá del hipócrita reclamo del Estado frente a las ciudadanas al mismo tiempo que es permisivo con los desmanes que genera la gran  Minería,  la corrupción innata del sector Energético del país, entre otras, en esta oportunidad queremos ahondar en las formas históricas por las cuales el Estado ha optado para seguir controlando a su población, siempre recalcando la falta de regulación de las colombianas cuando es hora de ahorrar, y por consiguiente, lavando su imagen frente a la crisis energética a la que se enfrenta el país.

Para ello trataremos de enfocar este artículo en  3 factores a saber:  los aspectos sociales, ambientales y estructurales que posibilitan esta situación.

La culpa la tiene el incrementado consumo de las ciudadanas.
El Estado enfatiza su estrategia de miedo apuntando a las viviendas de estratos 1, 2 y 3 de las principales ciudades de Colombia, en las que se destacan, Bogotá, Medellín y Cali. Apunta a este grupo focal argumentando que es el sector de la sociedad que más consume energía según estadísticas de la Unidad de Planeación Minero Energética –UPME-[1], esto no nos sorprende, pues sencillamente las viviendas de estratos 1, 2 y 3, albergan alrededor de 43 de los 45 millones de personas que habitan en Colombia. He ahí que el gobierno se esté dirigiendo a la inmensa mayoría de colombianas.

Descaradamente el Estado promueve una campaña de consumo con bombos y platillos llamando a la solidaridad, haciendo el papel de  víctima frente al consumo desaforado de la población sin mencionar las causas reales del actual estado de las cosas. Por ejemplo, no hace mea culpa frente a la obsesión de convertir a las ciudadanas en entes de consumo, vendiendo sin control el último televisor o teléfono  celular, promoviendo  que en festividades como la  Navidad se ilumine las casas con luces estrambóticas y electrodomésticos de alto consumo, entre otros artilugios propios del fetichismo de la mercancía según rezan los valores del capitalismo.

El Problema real es el Fenómeno del Niño.
Ya hemos señalado en anteriores escritos[2] la hipocresía por parte del Estado, al limpiar su imagen frente al ecocidio capitalista que viene cometiendo, en diferentes regiones, apostándole a su aplanadora minero-Energética, que se supone sería  el motor que potenciaría  de la economía nacional de una forma nunca antes vista. Para tal fin, no se ha titubeado en solucionar “gerencialmente” aquellos elementos considerados como  un estorbo para las finanzas del país al querer desechar las rentas que generaba una empresa estatal como ISAGEN, montando la pantomima según la cual todas las colombianas –léase el Estado- estábamos perdiendo plata con dicha empresa ya que era inviable según el manejo maniqueo de cierta información. En consecuencia, debía ser vendida al ¿“mejor”? y único postor, ¡como siempre una Multinacional que si encuentra la rentabilidad que el Estado niega.!
Su argumento se enfoca a su vez, en que debemos cuidar fuentes naturales como  lo son los ríos, olvidando que gracias a sus jugadas, estos se van privatizando y terminan por convertirse en una palabra más en los libros de Ciencias Sociales carente de todo significado sin nada tangible en la realidad, tal como sucede en el caso del Río Sambingo, el cual desapareció gracias a la minería ilegal, cuestión  que no deja de ser un coletazo del modelo extractivista que desde hace unos años se viene tratando de imponer en la agenda pública de manera inconsulta en plena concordancia con la fase Neoliberal del Capitalismo[3] criollo.

lunes, 28 de marzo de 2016

Agua: ¿Derecho fundamental o negocio?

22 de mar. CI- La crisis ambiental afecta la producción de agua, situación que va acompañada por la contaminación del preciado líquido. La industria y la minería son actividades que acumulan mayor cantidad de contaminantes. Mientras que en países europeos se prohíbe el uso de cianuro en minería de oro para conservar el agua y la biodiversidad, en Colombia la normatividad lo permite.

La privatización del agua con mercados de concesiones permite a multinacionales mineras ejercer control sobre zonas  estratégicas productoras de agua. De otra parte, la mayoría de los países en vía de desarrollo no cuentan con programas de tratamiento de agua de origen doméstico e industrial y estos van a las cuencas de los ríos.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las enfermedades se transmiten por medio del agua contaminada. Se estima que 18 millones de personas siguen muriendo cada año debido a la falta de higiene, saneamiento y un suministro de agua digno. La industria es una de las actividades que acumula mayor cantidad de metales pesados, disolventes, lodos tóxicos y otros desechos contaminantes. Cada año se acumulan entre 300 millones y 500 millones toneladas. La minería integra las causas de contaminación de fuentes hídricas. Se calcula que los gastos para atender las necesidades de agua potable y saneamiento básico en el mundo crecen a más de 30.000 millones de euros anuales.

Normatividad colombiana- el agua como derecho fundamental
La Corte Constitucional colombiana, mediante sentencia T-413 de 1995, estableció que el derecho al agua es un derecho fundamental cuando contribuye a la salud, a la salubridad pública y a la vida, primero se atienden las necesidades domésticas. NO lo es cuando se destina a la explotación agropecuaria o actividades de turismo o a un terreno deshabitado. La sentencia fue modificada por la sentencia T - 381 de 2009 (José Ignacio Pretelt),  en este caso la sentencia le da vía libre a la acción de tutela para defender el derecho al agua solo cuando contribuye a la salud, a la salubridad pública y a la vida.  

En Colombia, las organizaciones ambientales, ecologistas y defensoras de derechos humanos han acudido a las herramientas constitucionales para solicitar al Estado que se garantice el derecho al agua para el consumo humano en comunidades afectadas. La muerte de menores de la comunidad Wayuú en la Guajira por falta de agua potable se ha convertido en el  caso más relevante. Por esta situación la Corte Interamericana de Derechos Humanos le dictó medidas cautelares al Estado colombiano para que le garantice el agua a esta comunidad además de otras recomendaciones. 

La realidad de la Guajira se extiende a otras regiones marginales del país donde las actividades mineras o de siembra de monocultivos de palma ya han dejado una enorme huella de contaminación y de sequía en las fuentes hídricas. En marzo de 2015, después de una verificación de la defensoría del pueblo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ACNUR a Riosucio Chocó, y en los cuatro resguardos indígenas se confirmó la muerte de 19 niños y niñas desde julio de 2013 que pudieron ser prevenibles. La muerte de los menores está asociada al consumo de agua contaminada, agravada a la falta de atención médica oportuna. 

La implementación de grandes proyectos mineros en ecosistemas productores de agua es una de las principales causas de contaminación del líquido en América Latina. En Colombia los gobiernos han permitido la instalación de multinacionales sobre zonas productoras de agua muchas veces sin control ni estudios ambientales coherentes. Las licencias se otorgan obedeciendo a políticas internacionales privilegiando intereses particulares de las multinacionales. 

Cómo pensar el mundo

Todos los pueblos tienen necesidad de un territorio para vivir y reproducirse, y esta necesidad es tan fundamental que satisfacerla es condición para generar la identidad y valor cultural. Lo saben bien los pueblos exiliados que se esfuerzan por mantener la cohesión y la propia cultura cuando un poder político cualquiera les impone dejar su propia tierra y emigrar sin encontrarse verdaderamente a sí mismos en lugares extraños. Pero territorio no quiere decir necesariamente fronteras más o menos rígidas, ya que esas son el resultado de procesos históricos internos y externos, el primero de todos la organización social, particularmente cuando se trata de sociedades que se dividen en clases y se basan en la propiedad privada. Para esto se producen mapas y cartografías, no solo como guías para viajar, sino sobre todo para delimitar: en esta parte habitamos nosotros, esto es nuestro; en la otra parte, habitan los otros, cuyo derecho a estar donde están siempre es puesto en duda por los gobiernos interesados en la conquista y explotación de los demás. Y con estas premisas, por ejemplo, nacen los imperios, primero territoriales y después económicos, y también las teorías, como la denominada Lebensraum ("espacio vital"), elaborada en 1897 por Friedrich Ratxel y base del nacionalsocialismo. Como escribía Hitler en Mi lucha: "Sin consideración por las tradiciones y los prejuicios, nuestro pueblo debe encontrar el coraje de unir el propio pueblo y su fuerza para avanzar a través del camino que llevará a nuestro pueblo del actual espacio vital restringido hacia la posesión de nuevas tierras y horizontes, y así lo llevará a librarse del peligro de desaparecer del mundo o de servir a los demás como una nación esclava". Esta ideología incita también a Italia a pretender un "espacio vital" propio, que sería todo el Mediterráneo, es decir, la reproducción anacrónica del Imperio Romano.

Para entender este tipo de fenómenos no basta con recurrir a la economía, según la tradición del marxismo vulgar, ni con contar solo con las decisiones políticas de las clases dominantes, sino que es preciso poner sobre la mesa un tercer elemento fundamental: la geografía, como comprendieron los geógrafos anarquistas del siglo XIX, con Piotr Kropotkin y Élisée Reclus a la cabeza. Se trata de una geopolítica, como la nazi o la italiana citadas, que justifica el expansionismo territorial y que sirve también como motivación del expansionismo económico norteamericano o chino durante la segunda mitad del siglo XX y estos primeros años del XXI. Así, geografía, política y economía se combinan en una triada que conforma los imperios y mueve las economías, mucho más en esta época de globalización de la producción y del consumo, cuando ya la referencia al territorio propio casi desaparece y se construyen espacios virtuales que componen nuevas geografías económicas, culturales y, finalmente, mentales (y en que el tiempo también viene obligado a asumir las formas que Occidente le impone).

Al comienzo suele hacer referencia al concepto de "zona de influencia", que no es un concepto nuevo del siglo XX, sino que encuentra su forma más notoria con la Segunda Guerra Mundial y la posterior "guerra fría": en efecto, el precario pacto para vencer a la Alemania nazi no se mantiene mucho tras el fin de la guerra y produce la división en bloques opuestos, dominados por los Estados Unidos y la Unión Soviética, tras la proclamación de la Doctrina Truman, promulgada precisamente en 1947 para frenar la influencia de la URSS en el resto de Europa, con dos estrategias articuladas militar (creación de las bases militares en Europa) y económicamente (Plan Marshall). De este modo, la ordenación geográfico-política napoleónica ya perturbada por la Primera Guerra Mundial, asumía nuevas formas y relaciones. La misma constitución de la ONU en 1945, con sede en Nueva York, se considera como parte de la nueva estrategia de Occidente para controlar el avance de la URSS y de Oriente.

lunes, 21 de marzo de 2016

Rojava: Entrevista a un militante de la organización turca Acción Revolucionaria Anarquista

El colaborador de Kaos en la Red bruno Rocha Lima nos hace llegar su entrevista a un activista turco: “Sobre la solidaridad del proceso social en Rojava: entrevista a un militante del DAF” al tiempo que realiza una introducción sumamente valiosa como para exlicarnos y situarnos en la compleja situación de la región.

Nota preliminar: Rojava es una región autónoma en el Kurdistán Sirio, está compuesto por tres cantones ubicados al norte y al noroeste de Siria y que no se hallan contiguos: Efrin, Cezire y Kobane. La mayoría de la población aquí es kurda, pero hay gente de un sinnúmero de religiones y perteneciente a una importante diversidad de etnias.

Durante la “Primavera Árabe” del 2011, cuando los ojos del mundo posaban sobre Egipto y Túnez, se desató la guerra civil en Siria. Un año después, ya en el verano del 2012, la autoridad de Bashar al-Assad y su gobierno perdió terreno en el Rojava. En lugar de aliarse a los rebeldes sirios, los kurdos decidieron optar por su autonomía, y declararon la libertad e independencia de su región de todo poder (Estado o Nación); optaron por el autogobierno. Si en algún momento los kurdos lucharon por su propio Estado, ahora lo hacen por el Confederalismo Democrático, un programa donde predomina la democracia directa desde las bases, la autonomía de gobierno, la equidad de género, la economía de cooperación y otros importantes pilares como la ecología y la cooperación federativa.

En la actualidad, la Guerra Civil Siria ha planteado dos frentes contra los kurdos, por un lado el gobierno sirio y por otro los rebeldes extremistas en la zona (en especial el Estado Islámico); la vecina Turquía es hostil al proceso de Rojava e Iraq representa un riesgo latente debido al empuje de la coalición occidental y árabe contra el Estado Islámico en ese país.

A continuación presentamos una entrevista realizada por Bruno Lima en enero del presente año a un militante de la organización turca Acción Revolucionaria Anarquista. Hemos alterado levemente el texto para insertar notas al final y permitir que la lectura sea más fluida, así como también para comprender la naturaleza de ciertas organizaciones que podrían ser ajenas al lector. “Sobre la solidaridad del proceso social en Rojava: entrevista a un militante del DAF” Introducción: Desde que la batalla del Kobane[2] inició he dedicado varias horas por semana para entender y divulgar lo que más pueda acerca de la revolución social iniciada con un trasfondo Apoista[3] y en plena Guerra Civil Siria. 


Como militante, siempre me he involucrado en temas de solidaridad internacional. Como descendiente árabe, siempre he tratado de encontrar en la izquierda, una fuerza confiable, que combine la acción directa con la democracia interna. Como académico y profesor de Geopolítica que ha estudiado la región por más de 25 años, Rojava es un sueño hecho realidad. Esta vez inicio una serie de entrevistas a organizaciones con experiencia real en el proceso y en el lugar de los hechos. Aquí presento la conversación que mantuve con el DAF, organización activa y consciente sobre los detalles de todo el proceso kurdo, tanto en Rojava como dentro de las fronteras del Estado turco.

Los militantes del DAF y su apoyo activo a la Revolución Social del Rojava
E&A[4] – ¿Es posible entender al PKK[5] como una fuerza político militar replanteada desde el pensamiento de su líder histórico (sentenciado a cadena perpetua), el cual ha sido transferido orgánicamente a toda la organización? Y aquí dos preguntas más: ¿puedes imaginar la trasmisión de estas ideas más allá de un cierto culto de personalidad sobre la imagen de Abdullah Öcalan (Apo)? Y, ¿sería posible universalizar las propuestas del PKK-KCK[6] más allá del problema de nación aún no resuelto por los kurdos?
DAF – Tenemos que ver al problema como Movimiento de Liberación Kurda. El PKK es una organización del pueblo kurdo que ha venido luchando no por 30 sino por 100 años. Sobre todo después del 2000, el partido ha cambiado su ideología, su estrategia y su naturaleza. Las críticas al movimiento han tenido el mal hábito de considerarlo como el mismo de los 80s y 90s. Solo para recordar, el PKK proclamó la libertad no solo del pueblo kurdo, sino de todas las personas que son oprimidas en Oriente Medio. Piensa en Rojava, el PYD[7] está luchando no solo por los kurdos, sino por los yazidis, los turcomanos, los chiitas y los alauíes a quienes el EI[8] quiere liquidar.
E&A – Un problema estratégico es evidente para la revolución del Rojava. Explico: la frontera actual y la que puede ser usada como santuario por el gobierno kurdo en Irak (KRG[9]), además de ser el epicentro de la guerra, está en el Kobane. Está claro que si no hay un refuerzo por parte de los peshmergas[10] (fuerzas profesionales del KRG), probablemente la coalición anti-EI liderada por los E.E.U.U no bombardeará las posiciones yihadistas. Pronto, ¿la alianza entre el PKK-PYD y el KDP[11] y la coalición con Massoud Barzani a la cabeza del KRG implicaría un inevitable acercamiento a Occidente? ¿Es posible sobrevivir como un proceso revolucionario si se depende militarmente del KRG y de Occidente?


“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla"


En los últimos meses se ha visto una ola de amenazas y asesinatos masivos a lo largo y ancho del país, tanto en zonas rurales como urbanas, declarando muerte a militantes de organizaciones políticas y sociales de izquierda. Tal es el caso de Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Consejo Regional Indígena del Cauca y otras organizaciones independientes pero no menos importantes.

El paramilitarismo, que nunca ha dejado de ser una herramienta de la derecha -y por ende del Estado- en este país desde la década del 80 (y que se remonta a ejércitos particulares de hace décadas, como los chulavitas o los pájaros) para llevar a bordo el color de la sangre y la muerte en su trasegar de terror y dolor en comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbanas, sigue reestructurándose con la complicidad de la Fuerzas Militares para su eventual accionar de pos-acuerdo entre el gobierno nacional y la insurgencia de las FARC-EP.

No es casualidad que en los municipios y/o departamentos donde tuvo un “triunfo democrático” –valga la redundancia- el partido Centro Democrático, el poderío paramilitar tenga gran influencia en esos territorios, ni tampoco es en vano su presencia, pues allí campantemente se encuentran empresas multinacionales de minería a cielo abierto, de plantaciones de palma africana, caña de azúcar y/o simplemente ganadería extensiva bajo los dominios de grandes terratenientes a costa de expulsión violenta a las habitantes trabajadoras de la tierra.

Tampoco es un secreto o casualidad que con la llegada del señor Enrique Peñalosa a la alcaldía de Bogotá hayan comenzado a llegar –en gran medida- panfletos amenazantes a barrios de la ciudad con la denominada “limpieza social”.

En los primeros tres meses del año ya han comenzado una serie de asesinatos cobardes a militantes y luchadores sociales. Los medios de comunicación de paga callan. Los medios de comunicación alternativa denuncian e informan. El movimiento social en general se solidariza. Si nos tocan a una nos tocan a todas.

La intención de estas cortas palabras es unir muchas voces y muchas esperanzas haciendo un frente al intento de doblegar y reprimir el sueño por la vida digna en el campo y la ciudad. El aparataje paramilitar del Estado aunque tenga mucho poder no tiene sueños. Los sueños vencen al poder. Nosotras tenemos una gran cantidad, por eso nos temen porque no callamos ni nos detenemos, porque tenemos nuestros sueños más coloridos y claros que nunca. Las compañeras asesinadas mueren para vivir en nuestros caminos de liberación social, en los corazones con sed de libertad y en nuestros pasos que damos al andar.

¡Por nuestras muertas ni un minuto de silencio, toda una vida de combate!

* En memoria de William Castillo, Klaus Zapata, Marisela Tombe y Alexander Oime, militantes de Marcha Patriótica asesinados en las dos últimas semanas.

Grupo Estudiantil Anarquista – Bogotá.

Marzo de 2016

lunes, 7 de marzo de 2016

NO HAY DEMOCRACIA SIN FEMINISMO

La herencia de las luchas de las mujeres contra la dominación del patriarcado contribuye a la definición del modelo socio político actual. Su discurso y estrategias frente a ese sistema machista, injusto y autoritario son fuente de las formas de resistencia y creación que hoy ponemos en práctica. Aunque encontramos experiencias de rebeldía antipatriarcal en cualquier momento histórico, desde hace más de tres siglos el feminismo, como concepto aglutinador de perspectivas, proyecta su acervo más allá de un mero movimiento social. No es una corriente, es un modo crítico de entender la realidad.

El carácter poliédrico de la lucha por los derechos y libertades de las mujeres, con distintos enfoques y puntos de incidencia, nos invita a hablar de “los feminismos” en plural. Reconocemos así una condición propositiva y trasformadora, en constante adecuación, que ha ido moldeando y consolidando otros movimientos políticos. Los feminismos han propiciado cambios que nos atraviesan como personas y como grupo, ayudándonos a superar posicionamientos meramente ideológicos y poniendo en práctica el discurso. Ofrecen una guía de cómo materializar valores como la solidaridad o la libertad en actos cotidianos.

Esta tradición intelectual nos enseña que no podemos hablar de “mujer” como sujeto homogéneo. Ser conscientes de que nuestro conocimiento y perspectiva vienen definidas por nuestro lugar en el mundo (etnia, clase social, orientación sexual, lugar de origen, edad…) nos exige ser cautelosas a la hora de estudiar esa categoría que la sociedad llama “mujer”. Este concepto, limitante e insuficiente, se instrumentaliza para hacer invisibles a las mujeres obreras, las indígenas, lesbianas, mujeres negras, a los cuerpos disidentes y a tantas otras.

Esta visión crítica de nuestro propio discurso no supone, sin embargo, renunciar a mirarnos a nosotras mismas como un colectivo oprimido. Completar nuestro conocimiento con un análisis minucioso de esa sectorización y diversidad de los feminismos nos ayudará a diseñar estrategias más trasversales. Actualizar nuestras agendas feministas con esta nueva mirada es el reto.

viernes, 4 de marzo de 2016

Ante el asesinato de los y las luchadoras sociales en América Latina, Justicia para nuestros pueblos

Repudio por los infames homicidios de Berta Cáceres (Honduras) Maricela Tombe y Willar Alexander Oime Alarcón (Colombia)

Comunicado a la opinión pública

Bogotá – marzo 4 de 2016

Los asesinatos que han tenido lugar en los últimos días en contra de luchadores sociales y por la defensa de los territorios de América latina hacen manifiesto el avance de la criminalización sobre nuestros pueblos. Lejos de representar hechos aislados, la simultaneidad de las ultimaciones a Berta Cáceres en Intibucá (Honduras), y a Maricela Tombe y Willar Alexander Oime Alarcón, en el Tambo Cauca y Popayán (Colombia), respectivamente, obedecen a la imposición de un modelo de desarrollo y despojo que reclama la vida de las y los compañeros como condición necesaria para el avance de la barbarie de acumulación capitalista.

La resistencia al acaparamiento de los bienes comunes por parte de las corporaciones trasnacionales a lo largo y ancho de América Latina se ha traducido en muerte para comunidades indígenas, como las representadas por Berta Cáceres (comunidad Lenca en Honduras), Willar Oime (comunidad Yanakona en el Cauca colombiano), y para las comunidades campesinas organizadas que enfrentan el despojo territorial, como la organización en la que militaba Maricela Tombe (el Coordinador Nacional Agrario), entre muchas otras comunidades, organizaciones y procesos que ante sus justas reivindicaciones reciben como respuesta el disparo que les mata.

Hoy nos es posible señalar enfáticamente que sin la codicia y los metabolismos de muerte que impone el modelo de desarrollo basado en el extractivismo, aún contaríamos con la presencia de nuestros compañeros, no solamente de Berta, Maricela y Willar, también de los miles de hombres y mujeres que han perdido la vida por la defensa de su dignidad y sus medios de subsistencia.

Asimismo, y como agravante de los asesinatos, encarcelamientos, difamaciones y todas las estrategias del dispositivo de criminalización reinante, los gobiernos y Estados nacionales mantienen una arquitectura de la impunidad que se acrecienta y reproduce, alimentando el accionar del modelo corporativo trasnacional, y permitiéndoles avanzar la destrucción con total garantía y complicidad impune. 

Por las razones expresadas, CENSAT Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia, repudia los recientes e infames homicidios de Berta, Maricela y Willar y solicita a los Estados y gobiernos  hondureño y colombiano se esclarezca la autoría intelectual y material de los asesinatos, y se establezcan las medidas constitucionales y legales que persigan la búsqueda de justicia.

De otra parte, los lamentables hechos que han tenido lugar en los últimos días, alertan sobre el peligro que reviste el ejercicio democrático de defensa territorial, por lo que exigimos a los gobiernos y Estados nacionales señalados, y a todos aquellos en los que la criminalización sigue cobrando vidas imprescindibles e invaluables, se entreguen garantías para la preservación de la integridad de las y los luchadores sociales, y para el derecho constitucional de la protesta pacífica y la organización.

Al Concejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), del que Berta Cáceres fuese su coordinadora, al Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y al Coordinador Nacional Agrario de Colombia –CNA- organizaciones de las que hacían parte Willar y Maricela, respectivamente, les abrazamos en estos difíciles momentos y nos solidarizamos por la pérdida de los compañeros y compañeras. No descansaremos hasta que sean esclarecidos estos hechos, y juzgados y castigados los responsables.

La indignación que nos embarga por estas injustas muertes debe convertirse en la fortaleza para seguir adelante defendiendo y celebrando la vida. Los espíritus de lucha y resistencia de las compañeras y compañeros caídos en el largo camino de la dignidad siguen acompañando nuestras acciones.  

CENSAT Agua Viva
Amigos de la Tierra - Colombia

Crisis Arijuna* del Pueblo Wayuu


“…la expansión de la frontera… convirtió a la región en tierra de guerra por las fricciones entre indios y españoles, entre las distintas parcialidades constreñidas en el uso ancestral de las tierras, y entre estos grupos y aquellos que habían sido sometidos a servidumbre. En el ánimo de los nativos estaba considerar enemigos irreconciliables a todos los que habían tenido relación con los españoles, a quienes no perdonaban, solicitando siempre venganza, sin olvidarla; y cuando la conseguían, su mayor triunfo lo manifestaban quemando sus poblaciones, quizás como un símbolo que borrase la existencia de la traición tangible. Por eso en cada alzamiento.., ningún español podía atravesar sus vecindades sin encontrar la muerte; los indios de servicio formaban parte del grupo enemigo, por lo tanto no existía diferencia entre ellos.”

El análisis que hacen los medios tradicionales enviados por los grandes intereses del capital nacional, se centra en mostrar una Guajira sitiada por la sequía, la politiquería, el desarrollo de clanes políticos hegemónicos y un machismo bastante exacerbado. Es claro que todas estas son situaciones que efectivamente se presentan en la Guajira en estos momentos, pero, debemos hacer el esfuerzo de hacer un análisis más exhaustivo que dirija la atención al porqué de esta situación.

Por ello, trataremos de contextualizar un poco más la situación de crisis de un territorio con unas condiciones de supervivencia muy duras, que albergaba a una cantidad de pueblos indígenas entre los que se encontraban los Guajiro, Calancala, Macurias, Eneal, Arubas, Aliles, Sapara, Atanare, Toa y Cocina… Pueblos que supieron resistir a las guerras entre tribus, y que además, lograron resistir de manera parcializada a embates foráneos que datan desde el siglo XVI, pero que con el advenimiento de las nacientes repúblicas de Venezuela y Colombia, fueron desplazados a las tierras que hoy habitan. Por ello en la actualidad, gracias al efecto del calentamiento global, y peor aún, gracias a la codicia de la civilización occidental estos pobladores sufren las consecuencias del exterminio de su pueblo.

Sin embargo, este artículo no pretende adscribirse a la idealizada concepción que se promueve en diferentes espacios sobre el mundo del pueblo Wayuu, pero sí, en hacer hincapié en la responsabilidad de la actual crisis –que es la de siempre- a los Estados de Colombia y Venezuela.
El pueblo Wayuu es uno de los pueblos Arawak que cuenta con aproximadamente 600.000 pobladoras en la parte alta de la península de la Guajira, su economía se basaba en la caza, la pesca, y posteriormente el pastoreo de bovinos. Ubicados estratégicamente lograron desarrollar nociones frente al comercio que se abría en el siglo XVI con la llegada de algunos españoles, piratas y comerciantes del resto de Europa y sus propios Clanes.

Desde el principio lograron adaptar las experiencias políticas y culturales que desde distintos actores se les presentaban, gracias a su cepa luchadora, lograron adaptarlas para afinar su estrategia de resistencia –violenta o no- contra los navegantes que venían en busca de “Un Nuevo Mundo”. De allí aprendieron la ganadería, el comercio, la horticultura, nuevas técnicas de agricultura y el tan mentado Contrabando.