En San Bernardo del Sumapaz, gracias a la decisión popular y
la acción conjunta de diferentes organizaciones en defensa de la reserva de
agua dulce más importante del mundo, como lo es el Páramo del Sumapaz, la
empresa VECTOR encargada de realizar la exploración sísmica en dicho paramo
cedió a la presión y a las justas demandas de los habitantes de la región en
cuanto a frenar dicha exploración en el páramo más grande del mundo.
No es que la empresa haya decidido de manera altruista o por
responsabilidad social y ambiental frenar dicha exploración que, dicho sea de
paso, además de drenar y secar las fuentes hídricas causa también graves
deslizamientos de tierra en carreteras, fincas y cascos urbanos; sino que esto
obedece a la organización, movilización y férrea resistencia de las comunidades
en defensa de su territorio y de sus fuentes de agua que en ultimas es la
defensa de la vida y de la soberanía de los pueblos en su territorio y muy por
encima de políticas económicas y desarrollistas que desde escritorios en Bogotá
mandan algunos hombres de negocios en algún cargo de administración pública que
ponen al servicio del capital extranjero.
Ya para nadie es un secreto el terrible e irreparable daño
ecológico que significa la exploración sísmica en las fuentes hídricas de
cualquier parte donde se realice dicha exploración.
Tampoco es un secreto que las multinacionales petroleras
tienen las miras de sus afanes neoliberales puestas en los recursos naturales
de los colombianos y tampoco es un secreto lo acontecido en el departamento del
Casanare gracias a esta técnica de exploración que en Colombia no cuenta con
ninguna reglamentación.
Es de destacar que la unidad de las organizaciones populares
fue determinante de esta lucha que al parecer apenas comienza en defensa del
agua.
Desde partidos políticos de izquierda, pasando por
organizaciones estudiantiles, sociales, barriales, sectoriales, Marcha
Patriótica, Congreso de los Pueblos, hasta funcionarios de algunas
administraciones municipales de la región, así como también organizaciones
ecologistas desde el Piedemonte Llanero, hicieron sentir su voz en defensa de
la reserva de agua dulce más importante del planeta.
Así las cosas, los pasos gigantes y devastadores del modelo
neoliberal y extractivista de explotación a ultranza de los recursos naturales
de los colombianos, sí se puede frenar. Sí es posible que la voluntad popular y
la defensa de la vida se ponga por encima del dinero y los negocios de los
poderosos que ostentan cargos ministeriales.
La reflexión final que nos puede quedar de este largo
proceso es una: Solo la unidad de todos los colombianos en defensa de la vida
podrá frenar el avance de las políticas neoliberales y ultra capitalistas que
avanzan de manera despiadada por los territorios colombianos.
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