En el mundo anglosajón se vive en estos momentos un
auténtico auge scholar anarquista. El anarquismo está de moda y la cosa
irá a más. Todo empezó en la década de los años noventa y la cosa se ha
acelerado, y mucho, durante el siglo XXI. De todas las filosofías
políticas es la que ha entrado con más fuerza en este siglo. El comunismo
ya hace décadas que yace abatido, y el capitalismo, por decirlo suave, enseña
en estos momentos su cara más fea. Manda, domina, gana, impone, pero no
convence. Qué os tengo que ir a explicar: la gente está quemada, de
todo. Por eso, supongo, está pasando un fenómeno que no había pasado
nunca. Por primera vez el anarquismo está entrando en las universidades,
copadas hasta hace poco sólo por marxistas y liberales.
Nunca como ahora, y sobre todo en inglés, se habían escrito
tantos libros sobre el tema por parte de profesores universitarios. Noam
Chomsky ya no es un lobo solitario. Vivimos desde hace una década un auge
scholar espectacular: reputados profesores formados en Yale, como David
Graeber, o doctorados de Oxford, como el israelí Uri Gordon, son ejemplos.
¿Estudios anarquistas en Oxford y Yale? Me pinchan y no me sacan
sangre.
La diferencia entre los profesores anarquistas y el resto es que los primeros
son activistas. Profesor en el aula, activista fuera. Graeber a
Occuppy Wall Street, Gordon a Indymedia. En el estado entre los miembros
de los indignados también se encuentran estos profesores-activistas con claros
postulados libertarios, que después de dar clases se van a las
plazas. También parece que, de manera muy débil aún, recupera terreno a
los sindicatos. En Cataluña la libertaria CGT debe ser el único sindicato
que gana adeptos, en parte gracias a huelgas como la de los autobuses de
Barcelona de hace unos años, cuando CCOO y UGT dejaron tirados a los
trabajadores. En Estados Unidos los sindicatos ácratas de los Wobblies
tienen controlado las famosas cafeterías de Starbucks. Por algo se
empieza...
Lo menciona mejor que yo el profesor de la Universidad de Leeds Nathan Jun:
'Tan solo veinte años atrás muchos académicos habrían considerado la erudición
anarquista una búsqueda marginal, ya que el mismo anarquismo se había dejado de
lado políticamente por oscuro e irrelevante. Sin embargo, desde finales de
los años noventa eruditos de un amplio abanico de disciplinas comenzaron a
tratar el anarquismo de forma más cuidadosa y desde entonces la disciplina ha
florecido hasta convertirse en un campo de investigación independiente y en
plena evolución, y que incluye trabajos recientes de Uri Gordon (Anarchy Alive,
2008); Simon Critchley (Infinitely Demanding, 2007); Paul McLaughlin,
(anarchism and Authority (2007) 'y el hombre alarga la lista hasta un largo
etcétera.
El texto reproducido está extraído de la crítica que Jun hace de un libro de
Angel Smith, profesor en la Universidad de Leeds que, editado en 2007, gira
alrededor del anarquismo catalán: 'anarchism, Revolution and Reaction: Catalán
Labor and the Crisis of the Spanish State, 1898-1923 'editado en el año 2007.
David Graeber, que ayer citábamos, tiene un pequeño y brillante libreto
titulado "Fragmentos of an Anarchist anthropology" donde habla de los
'affinity groups', los grupos de afinidad que se crearon en Barcelona durante
los años veinte y que eran la forma en que se organizaban los hombres de
acción. Quiero decir con esto que el reciente interés por el anarquismo, un
auténtico boom en el mundo anglosajón , también incluye lógicamente el interés
por el anarquismo catalán, uno de los más potentes que ha habido nunca en el
mundo por una sencillísima razón: es de los únicos que ha tocado poder y que
hizo intentos serios de gestionar una sociedad entera hace casi un siglo. En el
mundo anglosajón hay interés por el tema y en librerías anarquistas de Nueva
York, como la Bluestockings es normal encontrar libros al respecto, libros tan
curiosos como la novela ensayo "¡pistoleros! The Chronicles of Garquhar
McHarg" donde se habla de hombres que se llaman Archs, Seguí, Joan Rull
...
El anarquismo vuelve a sacar la nariz justo después de una crisis capitalista.
Ya pasó después del crack de 1929, cuando las salidas a la crisis económica que
asoló, como ahora, a millones de personas, fueron tres: el fascismo, el New
Deal y el anarquismo catalán. Ha pasado un siglo, y en esta crisis vuelven a
aparecer los tres movimientos. Hace un siglo ganó el New Deal . Ahora lo están
intentando reinventar. Pero tan lentos, taaanto, que el resto va subiendo, y
subiendo, y subiendo.
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