lunes, 31 de octubre de 2016

Queremos vivir, decidir y seguir construyendo nuestros territorios. Oriente Antioqueño.


El pasado 22 y 23 de Octubre en el municipio de San Luis Antioquia, se realizó el 8vo Festival por el Agua y la defensa del territorio y la vida, este espacio contò con la participacion de más de mil lideres, lideresas de diferentes municipios: Sonsón, Carmen de Viboral, Rionegro, Medellín, San Luis, San Carlos, San Francisco, Argelia, Nariño, quienes se dieron cita para pensarse como región y discutir sobre sus principales problemas, al tiempo que definían rutas de articulación y acción, para hacer frente a diversas amenazas.

Las comunidades advierten de manera clara:
La llegada de diversas Multinacionales que han iniciado ya, la implementación de manera impositiva y a veces inconsulta, de megaproyectos de gran impacto socio-ambiental en sus territorios, constituyéndose en una amenaza concreta para la tranquilidad de los pobladores de la region.

Asì mismo, advierten sobre la falta de una consulta bien informada, acceso a datos ciertos y veraces sobre los impactos de estos megaproyectos y es que, las empresas difunden información parcial, amañada y con un lenguaje técnico desde donde se invalida el pensar de las comunidades.

Así mismo, los adelantos de obra no solo impactan el territorio, sino que limitan el acceso de la comunidad a ciertas zonas de sus territorios de donde derivan su actividad productiva de subsistencia como la pesca y la minería artesanal, todo este escenario va modificando las dinámicas y lógicas productivas de la región, acentúa la perdida de sentido de futuro propio, entre otras problemáticas.

Es reiterado el reclamo de las comunidades a las entidades estatales por no proteger los intereses de las poblaciones, privilegiando los intereses foráneos, esto, sin medir las consecuencias sociales y ambientales derivadas; entre ellas, resaltan los efectos adversos de cara a la conservación de las fuentes de agua.

No se ha tenido en cuenta la voz de las poblaciones de manera vinculante, asì que, la Participación efectiva queda en duda, en tanto que el estado, sus instituciones locales, regionales y en lo nacional, no priorizan las decisiones y debates dados en escenarios veredales, corregimentales, municipales; la institucionalidad se ha limitado a convocar para informar lo que las empresas indefectiblemente harán, no dejando más opciones que vender o mal vender sus tierras; además, en sus socializaciones, utilizan un lenguaje técnico que busca invalidar el saber de las comunidades.

La Ley de Justicia y paz, tiene un espíritu centrado en los principios de verdad, justicia, reparación y No Repetición, estos, sobre todo el de NO Repetición, deberían prevalecer por sobre el concepto de utilidad pública, en tanto estos Mega-proyectos provocarán ahora, nuevas expulsiones por vía jurídica.
Hoy la región cuenta con comunidades que recién han retornando y vienen reconstruyendo sus vidas, sus redes sociales, sus vínculos con el territorio, sus dinámicas de producción, entre otras, esto, luego de la brutal violencia vivida en los 80, 90 y entrado el nuevo siglo.

En el Festival, tambièn se generaron discusiones y propuestas en torno al papel de las mujeres, de los jóvenes, los niños y niñas, la continuidad de la vida y cultura campesina, reclamos a las dinámicas y cultura urbanas por no considerar la importancia de la producción campesina, entre varios temas discutidos.


domingo, 16 de octubre de 2016

El pueblo nasa libera 1000 hectáreas de tierra en las haciendas de Vista Hermosa y San Luis Abajo (Norte del Cauca)

Hoy 12 de octubre 400 indígenas nasa del norte del Cauca dieron inicio al proceso de liberación de 1000 hectáreas de tierras de las haciendas Vista hermosa y San Luis Abajo en el norte del Cauca, como un acto de dignidad de las comunidades que recuerda que estas tierras, que hasta hoy se encontraban bajo el monopolio de hacendados, terratenientes y la industria cañera, son de las comunidades indígenas nasa, que les pertenecen por derecho ancestral, derecho mayor anterior y superiora la conquista española y a las leyes estatales que tradicionalmente han protegido la concentración y la inequidad en la estructura agraria en Colombia.

A nuestra América los invasores llegaron el 12 de octubre de 1492, pero aún no se han marchado, solo han cambiado de forma, hoy llegan como imposición agroindustrial, como multinacionales mineras, como militarización y violencia sobre las comunidades para el control de sus territorios, pero también hoy las comunidades continúan su largo camino de resistencia contra las nuevas formas de dominación, ejerciendo su poder desde abajo, desde la organización y la fuerza comunitaria.

Después de 524 años de despojo, las comunidades indígenas le dicen a los terratenientes y al Estado ¡no más!, hasta aquí llego el robo te tierras y los engaños contra las comunidades que se vieron obligadas a trabajar en servidumbre en sus propias tierras bajo la figura del terraje, a no tener tierras aptas para cultivar, a vivir hacinados en las montañas, mientras un puñado de hacendados del Cauca, que representan solo el 7,8% de la población, monopolizan el 60% de las tierras, esto es, la totalidad de tierras aptas para cultivos en el Cauca, ya que se trata de un departamento donde la mayor parte de la tierra está clasificada de baja y muy baja fertilidad.

El despojo de las tierras de las comunidades indígenas comenzó cuando los invasores Españoles Sebastián de Belalcazar y Pedro de Añasco llegaron por primera vez al Cauca para el año de 1536. Pero la lucha de las comunidades también ha sido histórica, conformándose con el tiempo una autentica cultura de la dignidad y la resistencia. En su memoria aún vive el grito rebelde de la Cacica la Gaitana quien, junto a las comunidades de Pijaos y Yalcones, expulsaron a los invasores, controlando sus tierras desde el Tolima hasta el sur del Cauca por más de 40 años. La resistencia de la nación nasa contra la colonización duro más de un siglo, el último gran levantamiento indígena contra los españoles se registró para 1656, señalando con ello la capacidad de resistencia y persistencia que ha caracterizado las luchas indígenas por la tierra del pueblo nasa. Recogiendo esta tradición las comunidades indígenas anuncian que este proceso de dignidad y lucha por la tierra que hoy comienza no terminara hasta que se de la liberación total de sus territorios, no importa si este proceso dura 5, 10 o más años, las comunidades tienen la voluntad y la capacidad de organización para resistir y recuperar sus tierras.

La lucha busca restituir los territorios de los resguardos, tal y como les fueron heredados por Quilos y Ciclos y Juan Tama a comienzos del siglo XVIII. Este fue el mandato que rigió la plataforma de lucha del CRIC desde el 24 de febrero de 1971, esta fue su lucha en la liberación de López Adentro en los años 80, de la Emperatriz en 2005, de Corinto en 2014, esta es hoy su reivindicación, que las tierras de los pueblos indígenas regresen a sus verdaderos dueños, ya que la tierra es la garantía material para la supervivencia cultural de los pueblos indígenas.

El proceso dio inicio a las 8am, los 400 indígenas entraron de manera organizada en diferentes grupos a las tierras en disputa, la jornada comenzó destruyendo los cultivos de Caña de los terratenientes que funcionan como feudos del inmenso monopolio cañero de Ardila Lule, quien controla la producción de agrocombustibles en base a caña de azúcar desde el norte del Cauca hasta Cartago en el Valle. La caña fue cortada para que renazca la vida, para que germinen los cultivos indígenas de maíz que respondan a las necesidades alimentarias de las comunidades. Sin embargo el ejército y los grupos de trabajadores de los terratenientes hicieron presencia a las 11 am, intentando intimidar a los indígenas para que abandonaran las tierras, pero las comunidades no retroceden, por el contrario se mantendrán en resistencia en el territorio, ejerciendo sus labores de siembra y cultivo de alimentos.

En este momento el ejército hace presencia en las tierras liberadas, se teme que en cualquier momento suban a los caseríos donde habitan las comunidades. Se espera que desde el día de mañana se intensifique la represión violenta de soldados y agentes del ESMAD, tal y como ha sucedido con los anteriores procesos de liberación, arremetiendo con armas de fuego contra la comunidad indígena desarmada. Los primeros meses son los más duros de este proceso, es por ello que se hace un llamado a las organizaciones sociales y comunitarias, a las organizaciones de derechos humanos, a los colectivos de prensa para que no pierdan de vista este proceso, para que las comunidades indígenas no queden solas, ya que su aislamiento es parte de la estrategia de represión del Estado.