miércoles, 18 de noviembre de 2015

Comunicado de “Alternative Libertaire” (Atentados En París: Contra Sus Guerras, Nuestra Solidaridad)

Una ola de ataques mortales tuvo lugar ayer por la noche en París y Saint-Denis. El gobierno francés ha estado llevando a cabo guerras en varios países (Libia, Malí, Siria …) desde hace años. Estas guerras hoy en día tienen un impacto en el territorio francés.


Hemos afrontado a los ataques que han tenido el objetivo de difundir el terror y estimular divisiones dentro de la población. Alternative Libertaire condena estos ataques: matar a la gente al azar en la calle con el único propósito de crear terror es algo despreciable. Estos ataques son obra de un movimiento político –el yihadismo salafista– cuyas primeras víctimas son las poblaciones civiles de Oriente Medio y que ya han afectado a Beirut en los últimos días. Este mismo movimiento político es el que perpetua la guerra contra las fuerzas progresistas de la población kurda en Siria.

A raíz de estos ataques, seremos testigos de un frenesí de seguridad que es mantenido por las fuerzas políticas que utilizan el miedo para posicionarnos los unos contra los otros. Ahora, los inmigrantes y la minoría musulmana en este país están empezando a ser afectados por las declaraciones políticas y se convierten en objeto de represalias indiscriminadas.

Las medidas de restricción de la libertad y el fortalecimiento de ésta no previenen nuevos ataques. El estado de emergencia representa la suspensión de muchos de los derechos democráticos, la legalización de las medidas de represión a gran escala con respecto a los diversos sectores de la población que no tienen nada que ver con los ataques.

Estamos en contra de la decisión del gobierno de tomar esta oportunidad para prohibir las movilizaciones populares y ecologistas por venir. Todo esto llevará a dividir y fortalecer los temores y odios. Y sólo conducirá a un incremento de los ataques terroristas cada vez más sangrientos y a respuestas de seguridad cada vez más represivas. La respuesta no es ni la retirada ni la militarización de la sociedad.

La solución no vendrá de aquellos que han contribuido a esta situación mediante sus políticas militaristas, imperialistas, discriminatorias y de odio. Ellos usan esto para imponer un estado policial cada vez más fuerte y una falsa unidad nacional entre explotadores y explotados, que rechazamos y denunciamos.

La solución requiere el fortalecimiento de la solidaridad, en los barrios y en nuestros centros de trabajo, y por medio de la asociación de todas las personas que se niegan a soportar los regímenes de terror. ¡No quedará como caso aislado! Vamos a encontrarnos para hablar de nuestras responsabilidades con esta situación, sobre todo en términos de acciones conjuntas de todas las fuerzas de transformación social posibles.



Extractivismo: Deterioro Social y Ambiental en la Guajira


La extracción de materias primas para aumentar las exportaciones según la demanda a nivel mundial de los países netamente industrializados y de primer orden, afectan en gran medida las condiciones sociales y económicas de las poblaciones donde se realiza esta nefasta práctica, es decir, en los sectores subalternos de los países periféricos donde el neoliberalismo extremo, la economía transnacionalizada acompañada de la violencia para-institucional son protagonistas en la realidad nacional de dichos territorios.

Es esa realidad la que impera en Colombia, la locomotora minero-energética, cabeza de lanza del gobierno nacional de Juan Manuel Santos incluye este modelo de despojo para insertarse en las dinámicas económicas mundiales a lo sumo impuestas por organismos internacionales tales como el Banco Mundial, el fondo monetario internacional y demás entes del capitalismo contemporáneo. Dichas organizaciones, operan de manera criminal promoviendo nocivas políticas sin importarles ni en lo más mínimo la caída de precios que sufre el sector minero que se traduce en mayor producción y aumento de reservas (1), es decir, mayor explotación del mineral con los diversos efectos lesivos que trae (2). Un caso sintomático al respecto es la problemática vivenciada en departamentos con enormes riquezas en bienes naturales y materia prima como es el caso de la Guajira del cual versa este artículo.

La Guajira es un departamento costero en la zona norte de Colombia que atraviesa por una de las peores crisis económicas, políticas, sociales y ambientales de los últimos tiempos. Sus 900. 000 Habitantes se debaten entre la pobreza extrema, el contrabando, la falta de agua (3) y el paramilitarismo, este último, representado fielmente gracias a la recién gobernadora electa Oneida Pinto, que lleva tras de sí una fuerte maquinaria política de grupos paramilitares (4) que salvaguardan en la región los intereses de las empresas transnacionales y su apetito por monopolizar el subsuelo guajiro ya que es “una de las zonas del país que mayor recurso energético alberga, al tener las mayores riquezas de gas, el cual, representa el 43.4% de las reservas probadas nacionales, con una producción diaria de aproximadamente 400 millones de pies cúbicos, en manos de la Chevron Texaco”(5), además del carbón, del que se encuentran dos de los yacimientos más grandes del mundo (6).

Al hablar entonces de extractivismo en Colombia es ineludible no remitirse a la Guajira ante la gravedad de la situación que se presenta en esta región del país que ha sido denunciada reiterativamente por distintas organizaciones y movimientos sociales en diversos espacios, alertando en este sentido, a organismos internacionales (7) que aseguran como problemático el recrudecimiento del extractivismo por sus efectos nocivos en la población y el el entorno, cuestión que queda al descubierto de manera ejemplificantemente con la desviación de los ríos Rancheria y César a causa de la dinámica de expoliación que profundizando la crisis que afecta al departamento en materia de salubridad y recursos hídricos (8).


jueves, 12 de noviembre de 2015

La mujer, el conflicto y el mercado de la carne

La nueva edición de la revista Soho promete ser un éxito, dice Semana[1]. En ella se desnudarán una ex detective del DAS y una supuesta ex guerrillera fariana, que pareciera que ha pasado más tiempo en el gimnasio haciendo zumba que en las “montañas de Colombia”. Sería supuestamente un homenaje a la reconciliación. ¡Qué vaina! Tanto se ha dicho que las mujeres no han tenido suficiente participación en el proceso de paz y ahora esto. Mientras los medios han prácticamente invisibilizado la participación de mujeres en la delegación de paz de las FARC-EP, la revista Soho muestra cuál es el rol que tienen las guerrilleras en la construcción de paz: empelotarse. Operarse, convertirse en muñecas del narcotráfico, en chicas pre-pago al servicio de diplomáticos gringos, alimentar las fantasías machistas de la trogloditamente sexista sociedad colombiana. Las desmovilizadas tendrán que aspirar a convertirse en esa vieja clonada que mueve el culo y las tetas en todos los videos que sacan cantantes paisas de mala muerte. Entrar al mercado de la carne que alimenta a esta monstruosa industria de la belleza, de la fantasía, del turismo sexual, de las taras y las frustraciones glamorosas. La mujer pasiva, como una fruta madura, lista para ser consumida por quien tenga la capacidad de pagar el precio.

La objetivación sexual de las guerrilleras no es algo nuevo. Los medios abundan con historias sensacionalistas –y difícilmente creíbles- de guerrilleras convertidas en esclavas sexuales. Algunas historias son ridículas: por ahí encontraron una foto de la guerrillera holandesa Alexandra Nariño, y de inmediato los medios la convirtieron en la “bailarina exótica” de las FARC-EP. Esto no sólo ocurre en Colombia: también en Turquía y Siria los medios promueven la imagen hipersexualizada de mujeres jóvenes kurdas con armas. La propaganda sucia de la guerra, que busca la satanización del adversario, se cruza por un instante con los deseos machistas. Se trivializa el conflicto, se refuerzan los valores de la sociedad patriarcal y también los valores del mercado que convierte a la mujer en producto de consumo.

Pero ese rol está reservado para ciertas mujeres en el post-conflicto. Desde la vereda de las organizaciones de víctimas, hay otro rol para la mujer: un rol maternal, de mujer abnegada, sufriente y despolitizada, cuyo único discurso aceptable es el de los derechos humanos y la justicia. Que ni se hable de revoluciones ni de transformación social, eso no sienta bien a una madre que solamente quiere que la dejen tranquila. Para las ONGs europeas el único rol aceptable para una mujer es la de líder comunitaria de corte maternal, que protege a sus hijos y, por extensión, a su comunidad. Siempre ha habido un algo, un no sé qué no sé dónde, que me ha incomodado de esta representación de la líder-madre, que resalta una visión unidimensional y conservadora de la mujer, que refuerza estereotipos. Las sociedades más machistas son las que más exaltan a la santa madre (porque todas las demás mujeres son putas). No parimos hijos para la guerra dicen. Bueno, también hay mujeres que han optado por participar activamente de la guerra y no parir hijos. Horror de horrores. La guerrillera aparece como una fiera salvaje, la anti-tesis y la negación de “lo mujer”, cuya existencia se explica por una honda degeneración o por su inocencia burlada, porque le han lavado la cabeza, porque la han engañado. Jamás por su propia decisión, jamás como un acto consciente que demuestre su agencia ¿Una mujer insurgente? Un oxímoron.

La santa madre o la puta. Son las dos alternativas que la sociedad patriarcal parece estar dejando a la mujer para abrirse un espacio en una sociedad que busca un rumbo alternativo a la eterna guerra. Colombia oscila, errática y esquizofrénicamente, entre el conservadurismo paleolítico del procurador Ordoñez y el libertinaje disolvente de la cultura traqueta. Alguna vez se pidió libertad sexual, y el capitalismo, que todo lo que toca lo convierte en mercancía, en su lugar nos dio pornografía. Hoy el país necesita de paz con justicia social, y nos dan un show erótico trivial. Como todos los espacios que se abran en medio de este proceso, tocará que se lo labren las mujeres con su propio esfuerzo, con su propia rebeldía, con su propia imaginación, con su dignidad. En serio, nos merecemos un poco más de respeto: basta de seguir trivializando a las mujeres y su rol en la necesaria transformación de una sociedad que está, por donde se la mire, podrida.
 

José Antonio Gutiérrez D.
10 de noviembre, 2015


domingo, 8 de noviembre de 2015

PROGRAMACIÓN: Tercera feria anarquista del libro y la publicación de Medellín.

“…Esta feria es un proyecto impulsado por diferentes individualidades y colectivos, que surge, año tras año, de nuestra necesidad de crear espacios de encuentro aptos para el debate, el análisis y el reconocimiento de los procesos y proyectos ácratas que se están gestando en los diferentes lugares de Colombia y el mundo”


miércoles, 4 de noviembre de 2015

Las Paradojas: Cambio Radical y victoria electoral


“Quien ostenta el poder económico obtiene los votos “ es una lapidaria frase que nos sirve para referirnos a la actual correlación de fuerzas dentro del ajedrez político en Colombia que se tornó más complejo luego de los resultados de los comicios regionales de las pasadas elecciones.

En esta oportunidad, las grandes maquinarias ganaron nuevamente como es ya sabido gracias entre otras cosas a las multimillonarias inyecciones de dinero muy bien protegidas por las estructuras paramilitares a lo largo y ancho de nuestra geografía, dando por gran ganador al partido Cambio Radical el otrora partido Uribista, hoy con la coalición de gobierno: la unidad nacional y sus estructuras de partido permeadas por la parapolítica, la corrupción, el clientelismo y demás vejámenes propios de la clase dirigente que representan de manera fidedigna.

Las hipócritas apuestas con las que ganaron en la contienda electoral resultan extremadamente peligrosas pues se trata de artilugios de viejos “zorros” políticos que en el marco de los diálogos de paz, pese a la retorica democrática, se regocijan disimuladamente en una salida militar al conflicto social, político, económico y armado. No en vano sus adeptos ganadores en los distintos cargos públicos militarizaran sus zonas de control con tal de asegurar sus intereses económicos en medio de un perfilado contexto de post-conflicto que busca bloquear cualquier oportunidad de cambio de parte de los movimientos sociales.

Es la paz de los sepulcros – en clave de tema coyuntural- la que rubricará este partido político en los territorios de influencia que con mano tendida por parte de aquellas fuerzas oscuras empeñadas en colocar a Germán Vargas Lleras en la presidencia de la república [1], contrainsurgente por excelencia como lo demuestra un artículo periodístico en el que se señala que: “Incluso, Vargas Lleras fue quien reveló en el Congreso, a finales del 2001, cómo la guerrilla de las FARC se había fortalecido militarmente y había engañado al gobierno de Andrés Pastrana con el despeje de la zona del Caguán. Producto de esa situación, Vargas Lleras apoyó a Álvaro Uribe que prometió una guerra frontal contra la subversión con el propósito de acabar el conflicto por la vía militar” [2]. De esta forma, salta a la vista que jugadas tales como su programa de casas de interés prioritario fueron ideadas como oportunidad de asegurar un trampolín político ganándose adeptos, que de alguna u otra forma, lograron configurar artificialmente una imagen pública favorable de manera solapada que hizo de él, la votación más alta para la actual composición del senado de la República labrando la ruta para llegar a la casa de Nariño en 2018.



martes, 3 de noviembre de 2015

Las mentiras de Robin Hood



Los poderosos a lo largo historia siempre han entendido perfectamente
la utilidad de la generosidad estratégica como arma para la
dominación. Los cesares derrochaban enormes fortunas para entretener a
la plebe romana. En el Medievo, la nobleza feudal y la iglesia
católica eran los protectores benevolentes de las castas mas bajas.
Durante el renacimiento italiano, los acaudalados banqueros, como los
Medici de Florencia, fueron uno de los primeros en levantar las
banderas del mecenazgo de las artes y las ciencias. Los Rothschild,
los Rockefeller, y los grandes capitalistas del siglo XIX fueron
generosos benefactores públicos. Todos ellos comprendieron el valor de
un obsequio o una donación en nombre del bien general para promover
sus propios intereses.

En la actualidad, la realidad no es diferente. Las mega corporaciones
transnacionales aportan billones de dólares cada año para financiar
actividades con fines benéficos en todas partes del mundo. En la
lista Forbes de los hombres más ricos del planeta también encontramos
a los filántropos más generosos. Las donaciones son una pieza angular
en las políticas publicitarias y de relaciones publicas de todas las
organizaciones con cierta influencia sobre la sociedad.

En el reino de las relaciones sociales, un regalo casi siempre implica
complejos sentimientos de obligación y elevados precios psicológicos.
Nunca viene gratuitamente para el destinatario. Siempre esconden
compromisos ocultos.

La generosidad estratégica apacigua a la gente, distrae a la opinión
pública con respecto a las tretas que los poderes comúnmente practican
y coloca al receptor en posición de deuda. Al dador, esta técnica le
confiere un aire de autoridad paternal y una imagen de bonachón. Entre
los dominantes, el dinero no es utilizado principalmente para comprar
cosas bonitas sino para comprar control sobre los demás. Para
conquistar a las masas, las elites deben cortejarlas con esplendidas
dadivas. Jamás enseñan lo suficiente para que las masas puedan
sobrevivir sin su ayuda.

Comunicado de la FAI contra la represión en Barcelona: Nunca es el lechero

Decía un tal Churchill (de momento poco sospechoso de anarquista) que la democracia es ese sistema de convivencia en el que cuando alguien golpea tu puerta a las 6 de la mañana, podías estar seguro que era el lechero. Hace ya mucho que en Barcelona no se reparte la leche a domicilio, pero las puertas no solo siguen siendo golpeadas, también son derribadas. Y no, no es el lechero. 

El pasado 28 de octubre la policía del gobierno catalán volvió a arremeter contra el Movimiento libertario, espoleada por la Audiencia nacional, el organismo jurídico continuador del tristemente célebre Tribunal de Orden Publico franquista. Esta vez los barrios golpeados son Sant Andreu, La verneda, El Clot, Sants y Gracia, sin olvidar la población de Manresa. Han allanado los domicilios de 9 compañeros y compañeras a los que han robado sus pertenencias y secuestrado.

Empieza a ser una constante en estas razias policiales el atacar y expoliar algún local social que se distinga por sus actividades participativas en el territorio y su labor cultural. Esta vez les ha tocado al Ateneo Libertario de Sants. El botín ha consistido en diverso material gráfico, como carteles y pinturas, libros, ordenadores y lápices de memoria. Sin duda peligroso material subversivo, pero que difícilmente puede ser relacionado con ningún supuesto terrorismo.

La excusa vuelve a ser el fantasmagórico GAC (Grupos de Anarquistas Coordinados) que de ser un ya desaparecido colectivo dedicado a la difusión de ideas libertarias ha pasado a convertirse, por obra y gracia del poder mediático, en la nueva ETA. Su único delito conocido es la publicación de un libro titulado “Contra la democracia”.

La intencionalidad nos parece clara: el Estado es una organización terrorista que se sustenta mediante la violencia. No puede ni quiere permitir la disidencia, y mucho menos que las personas se organicen por sí solas sin necesidad de guías ni líderes. Así que trata e inculcar el miedo en la población para impedir que la lucha por otras formas de convivencia más justas y libres se generalice. Pero se equivocan. Se equivocan mucho.

Durante más de 100 años han intentado eliminarnos. A veces, con un gran esfuerzo por su parte y con mucha sangre por la nuestra, han conseguido frenarnos. Pero su represión nunca ha podido pararnos.
Solidaridad con los compañeros y compañeras secuestrados por el Estado. Seguimos luchando.


NADA SE HA PERDIDO QUEDA TODO POR GANAR


Malditas elecciones decimos al ver el panorama en que nos quieren enmarcar, malditas elecciones porque sabemos que gobierne quien gobierne el pueblo siempre pierde. Malditas elecciones que se roban el tiempo y espíritu de lucha de muchas de nuestras compañeras, de nuestras vecinas y amigas. Una vez más nos encontramos con el panorama gris y desolador de las elecciones, este ritual de cada 2 años que nos lleva a reflexionar una y otra vez sobre la poca efectividad de la disputa parlamentaria.

Los grandes medios excitados por la disputa electoral nos muestran un cuadro político cada vez más complicado, que no es diferente a lo que estamos acostumbrados a vivir pues vemos como nivel nacional se han posicionado los mismos clanes políticos de siempre que actualmente representan la Unidad Nacional gracias al discurso de la PAZ, estos grupos como el partido “Cambio Radical”: otrora, partido uribista y ahora como es bien sabido controlado por el Vicepresidente Germán Vargas Lleras, consagrado “enemigo” de Álvaro Uribe Vélez; Partido compuesto por “Delfines” hijos de políticos de antaño, acostumbrados a la politiquería y al clientelismo, que buscan el poder en todas sus formas por lo que no tienen miedo ni vergüenza de dar aval a candidatos expresamente sindicados de corrupción y cercanos a sectores paramilitares como la próxima gobernadora de La Guajira, Oneida Pinto, electa con un poco más del 65% de los votos, comprobando así que este territorio sigue siendo un bastión del Paramilitarismo, en cabeza del exgobernador, Kiko Gómez.

A su vez nos encontramos el repunte del partido Liberal que sigue en manos de los caciques de siempre que saben mover sus maquinarias a la hora del circo electoral, garantizando el poder local en varias gobernaciones y alcaldías en muchos casos en alianzas con partidos que también componen unidad nacional y en algunos casos con “la oposición”, es decir, con el centro democrático, marcando el talante pragmático de estas elecciones a nivel nacional.

En definitiva a nivel nacional se remarca el poderío de todos los partidos de Unidad Nacional desplazando en algunos territorios el poder que se creía podría llegar a tener el proyecto de Extrema Derecha de Álvaro Uribe Vélez y sus camarillas. Pero esto no nos puede llegar a confundir, ya que la proyección en parte del Centro Democrático es recuperar el poder a nivel local, con los concejos, asambleas y alcaldías municipales para poder enfrentar desde las regiones el posible escenario de posacuerdo, que marcará un nuevo recrudecimiento de la avanzada Paramilitar en el país. A su vez marcando el poderío del proyecto Paramilitar en los departamentos del Norte de Colombia, y conservando sus principales territorios en la costa, se encuentra el Partido “Opción Ciudadana”, que cada elección cambia de nombre pero no de personajes y maquinarias.



miércoles, 30 de septiembre de 2015

Primeras declaraciones de Feliciano Valencia desde la cárcel


“Están juzgando la misma Constitución Política, están encarcelando la protesta social y la jurisdicción indígena”, son algunas de las palabras que pronunció el líder indígena, Feliciano Valencia, en sus primeras declaraciones desde la cárcel de máxima seguridad San Isidro, en Popayán tras haber sido capturado (Ver: Sectores sociales e indígenas rechazan detención del líder indígena Feliciano Valencia)

Valencia, asegura que el soldado que fue capturado por la guardia indígena durante la Minga de 2008 en La María Piendamó, nunca fue secuestrado, “actuamos en tiempo, modo y lugar en el marco de la justicia indígena y se dio todas las garantías al soldado”, además añadió que el nunca participó directamente de la detención, que se hizo a todas luces de los medios de comunicación, “no pudo haber secuestro porque nunca se hizo a escondidas”, expresó.

“Al soldado se le permitió llamar a los familiares y se informó que estaba detenido por la guardia indígena”, dijo el líder indígena.

Así mismo, reiteró que en la Constitución Política de 1991 los pueblos indígenas fueron incluidos, y con el artículo 246 se permitió que las comunidades indígenas ejerzan su propio marco de jurisdicción.

Finalmente, Feliciano Valencia denuncia que toda esta acción se trata de una persecución política, pero confía en que las acciones jurídicas que se han instaurado en su defensa para que se le permitan regresar a sus territorios y seguir en su ejercicio de construcción de paz.



Proceso de paz, lucha de clases y las batallas del post-conflicto

La firma de un acuerdo en materia de víctimas en las negociaciones de paz[1], sellado con un simbólico apretón de manos entre el comandante máximo de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, y el presidente Juan Manuel Santos ha dado mucho que hablar y ha llenado de esperanza a amplios sectores en torno al avance del proceso de paz adelantado con los insurgentes en La Habana. Es entendible el entusiasmo de no pocos sectores sociales que ven -¡al fin!- un gesto inequívoco de avance en unas negociaciones que, cíclicamente y en medio del secretismo, parecen estancarse. Hasta se le ha puesto una fecha tentativa, acordada por ambas partes, para la firma de un acuerdo definitivo: el 23 de Marzo. Y se ha dicho que dos meses después, es decir, a finales de Mayo, tendría que estar concluyendo el proceso de dejación de armas por parte de los guerrilleros de las FARC-EP. Este avance, que ocurre a un mes de las elecciones regionales, no está, desde luego, exento de los ritmos y cálculos de la política.

 ¿Presidente de la paz?

En medio del entusiasmo, se vuelve a hablar del “presidente de la paz”, de Santos posicionado como el hombre que pasará a la historia como el artífice de la paz, rumbo al Nóbel, etc.[2] Estas afirmaciones, entendibles en este enguayabamiento generalizado, pasan por alto que históricamente los únicos y grandes responsables del conflicto que se vive en Colombia son aquellas clases dirigentes representadas en la figura de Santos. Como lo decía con pluma magistral William Ospina, sorprende que “la astuta dirigencia de este país una vez más logre su propósito de mostrar al mundo los responsables de la violencia, y pasar inadvertida como causante de los males. A punta de estar siempre allí, en el centro del escenario, no sólo consiguen ser invisibles, sino que hasta consiguen ser inocentes; no sólo resultan absueltos de todas sus responsabilidades, sino que acaban siendo los que absuelven y los que perdonan”[3]. No podemos, desde la izquierda, ayudar a absolverlos ante la historia.

Pero también estas expresiones pasan por alto la complejidad del momento que se vive y que han llevado a este actual proceso. El Miércoles 23 detuvieron a siete estudiantes de la Universidad Pedagógica de Tunja; continúa el asesinato sistemático y los hostigamiento a dirigentes sociales y defensores de Derechos Humanos, como lo indica el más reciente informe del Programa Somos Defensores[4]; la acción del Ejército y de paramilitares deja muertos en estas semanas en San José de Apartadó, Araracuara y Pradera, por nombrar solamente algunas localidades; las acciones del gobierno no van de la mano en absoluto con lo que se viene acordando en La Habana hasta el momento, y es más, toda su agenda legislativa va a contravía de lo acordado, profundizando la impunidad mediante el Fuero Militar y empujando el despojo mediante las ZIDRES, la profundización de los megaproyectos y hasta utilizando la ley de víctimas como nuevo mecanismo de despojo en el Yarí y Planadas, Tolima[5]; por último, el gobierno ha irrespetado todos y cada uno de los acuerdos que ha firmado con el pueblo movilizado, fundamentalmente con los campesinos, lo que llevó, a comienzos de Septiembre, a una nueva jornada de movilización, que incluyó la toma del Ministerio de Agricultura. Es decir, aun cuando haya sobradas razones para el optimismo respeto a las negociaciones, en el terreno, la realidad se ve mucho más difícil para el pueblo y los cálculos alegres son más fruto de un excesivo optimismo que de un análisis riguroso de la realidad.

Aun cuando firme la paz, no se puede tildar a Santos como un “presidente de la paz”, cuando ha sido el represor de los paros agrarios, el ministro de los falsos positivos, el de los bombardeos a miembros de la delegación de paz de la insurgencia y el asesino de Alfonso Cano cuando estaba comenzando el proceso de negociación. Santos cuenta varios muertos del pueblo en su portafolio y un reconocimiento sobrio de su rol en las negociaciones, no puede convertirse en una euforia en la cual todos estos cadáveres deban ser barridos bajo la alfombra. Pero lo más grave de esta afirmación, es que quita el justo reconocimiento al pueblo colombiano que es quien en última instancia forzó el escenario que llevó a Santos a negociar. Santos no ganó las elecciones para negociar, sino que para continuar las políticas de Uribe Vélez, y fue el enrome contexto de movilización popular en ascenso entre el 2008 y el 2012, lo que finalmente forzó el escenario de negociaciones. Este proceso es una conquista de los de abajo, no una concesión gratuita de los de arriba. Desconocer este hecho, o minimizarlo para exaltar la figura del estadista, que es la tentación en la que ha caído parte de la izquierda, es entregarle las llaves de la paz en bandeja de plata a Santos, y con ella, entregarle la iniciativa política[6].

La relatividad de lo ganado

Lo ganado, con este acuerdo, no es menor. Principalmente, en materia de justicia, siendo derrotadas las tesis uribistas que repiten monotemáticamente “cárcel y más cárcel”, “impunidad”, y todo ese corillo indigestible, particularmente viniendo de boca de uno de los principales promotores de la cultura de la impunidad en las últimas décadas. En lugar de esta visión, se ha impuesto una visión de justicia que pone la reparación como eje de su quehacer. Una justicia que, sin llegar a ser transformadora, no es punitiva. Esto lo explica de manera clara un comunicado del CPDH,

domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Qué hay detrás del conflicto fronterizo con Colombia?


Observar el problema que actualmente se vive en la frontera, solo desde una perspectiva de la lucha contra el contrabando de gasolina y de alimentos, es por demás pecar de ingenuos frente a una realidad que va mucho más allá  y que tiene sus motivaciones en intereses mucho más ambiciosos y perversos, que sobrepasa nuestras fronteras y que forman parte del reacomodo de planes hegemónicos que ya están en plena ejecución. 

Cuando analizamos la Agenda de Implementación Consensuada 2005-2010 en el marco de la IIRSA, que incluyen 31 proyectos, la mayoría de ellos clasificados como “Proyectos Ancla” o de prioridad,  establecidos dentro del IIRSA como parte del eje andino, donde los proyectos denominados Paso de Frontera Cúcuta-San Antonio, Colombia-Venezuela,  la recuperación de la Navegabilidad por el Río Meta, Colombia-Venezuela y los pasos de frontera de Arauca, Saravena, Paraguachón, Puerto Carreño, San Miguel, Rumichaca, Río Mataje, Leticia y Darién, todos articulados con los corredores propuestos por la IIRSA tanto para Colombia  como para Venezuela.

Porque  la IIRSA necesita dar prioridad a los proyectos de Paso de frontera. La Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA),  dando prioridad no solo a la integración de Suramérica desde punto de vista de la infraestructura  física, sino  también jurídica, energética y económica, con la finalidad específica de superar las barreras geográficas para generar nuevos negocios, es una estrategia geopolítica tendiente a mejorar la integración suramericana como bloque económico para lograr de esta forma, obtener un mejor posicionamiento en el concierto global, iniciativa que además forma parte de las acciones de la política exterior norteamericana para el control del espacio andino y amazónico.

La IIRSA está estructurada a partir de “Ejes de Integración y Desarrollo”, que agrupan numerosos proyectos en una estrategia espacial única. El enfoque con el cual fueron propuestos los ejes de integración, y formulados los proyectos, busca consolidar los corredores donde ya existe un alto tráfico de personas y mercancías, y por otro lado necesita abrir nuevas vías de comunicación con las áreas poco pobladas pero con gran potencial de desarrollo por la existencia de recursos energéticos, minerales  y las  zonas aptas para la agricultura de gran escala. Lo que genera una  alta dependencia económica y política de nuestros países por  la extracción intensiva de nuestros recursos naturales: EXTRACTIVISMO.  

Ahora bien, como este análisis no se trata de profundizar sobre el IIRSA, sino de cómo la ejecución de los proyectos denominados Paso de Fronteras deben ser consolidados por ser de prioridad ya debían estar concretados y en fase final tal como los establece la Agenda de Implementación Consensuada 2005-2010. Allí se centrará este análisis para entender lo que hay de trasfondo en el “conflicto fronterizo” actual.

Estos proyectos que venían avanzando con la anuencia concertada de los gobiernos tanto de Venezuela como deColombia, y por lo que en un primer momento significaron los “acuerdos de paz” que se llevan a cabo en Cuba, ha venido teniendo un revés toda vez que se decidiera en una buena parte de los mandos medios y bajos de los grupos insurgente mantenerse dentro de la insurgencia dejando a las cúpulas y altos mandos de la FARC solos en sus negociaciones de rendición en La Habana. De igual manera la resistencia ejercida por los grupos indígenas frente a la explotación del carbón y otros minerales contra las empresas transnacionales que hoy explotan y  los desalojan de sus tierras, así como la defensa de la biodiversidad, sin dejar de mencionar el avance de los  grupos paramilitares vinculados al narcotráfico que fueron creados por los estados y usados como aliados en la lucha contra la insurgencia y que hoy también reclaman su espacio.

En este sentido se hace necesario para ambos gobiernos la incursión de fuerzas militares y la declaratoria de estados especiales o de excepción que les permita ocupar la zona y facilitar la concreción de los corredores de frontera, de esta manera lo que luce como una acción de “respeto” a la soberanía de Venezuela y la reacción de Colombia de proteger a sus conciudadanos de la agresión del vecino abusador, no es más que una acción concertada para ejecutar cuanto antes los mandatos del IIRSA.

Como podemos ver, el llamado que se hace a crear una NUEVA FRONTERA DE PAZ, no es una idea trasnochada de un presidente que se subestima en su capacidad,  todo esto no es más que  la necesidad de concretar una frontera que le permita a las compañías transnacionales y explotadoras la paz necesaria para sacar con libertad nuestros recursos naturales  y fomentar el libre comercio de su mercancía. La gran verdad es que estamos frente a una gran actuación ejecutada por unos actores que lo hacen con mucha finura, mientras el pueblo ajeno a sus intenciones y encandilado por la arremetida mediática tanto oficial como privada se para y aplaude su propia desgracia.

La paz con justicia social se conquista en las calles

Los Diálogos de Paz que se celebran desde octubre de 2012 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP han posibilitado que se abran importantes escenarios de discusión sobre temas fundamentales en el devenir de la realidad del país. La agenda establecida por las partes alrededor de temas como: desarrollo agrario integral, participación política, víctimas, cultivos ilícitos y fin del conflicto, así lo confirma. 

 Sin embargo, cuando estamos prontos a cumplir tres años del proceso de diálogos, es claro que la vía de la solución política al conflicto social y armado aún no divisa un puerto seguro de llegada. No solo porque se dialoga en medio de una fuerte confrontación armada que continúa inundando de sangre los campos y ciudades colombianas, sino porque además desde el gobierno Santos no se detiene la arremetida económica, política e ideológica contra obreros, campesinos pobres, pequeños mineros, estudiantes, intelectuales comprometidos, comunidades indígenas y afro descendientes, quienes diariamente vemos pisoteados nuestros anhelos de bienestar y dignidad. 

Lo cierto es que el Estado Colombiano ha impedido que aspectos de primer orden en la constitución de la sociedad colombiana como son: el modelo neoliberal, el régimen político y la doctrina militar sean abordados en los puntos que han sido discutidos hasta la fecha. En el escenario político, para Santos, Uribe, Vargas Lleras, Fajardo etc., pese las contradicciones entre  las distintas  fracciones burguesas que ellos representan ha sido de común acuerdo cumplir el lineamiento del Departamento de Estado (USA): No se negocia conterroristas. Al contrario, tienen claro que a  éstos se les persigue, somete y  neutraliza. Por lo tanto, al sentarse en mesas de diálogos asumen que no existen adversarios políticos, lo cual hace que el orden social sea incuestionable y, por ende, se niegue cualquier intento de construir un proyecto político alternativo que enfrente la hegemonía del capital transnacional. 

No es gratuito que desde los grandes medios de desinformación masiva, se esté imponiendo una visión de la democracia colombiana desde la matriz de análisis Gobierno - oposición, donde la oposición al gobierno de Santos es encabezada y gira entorno a Álvaro Uribe Vélez (AUV); quien es presentado como la única alternativa a las políticas estatales, de las cuales en realidad es artífice y beneficiario. Simplificaciones mediáticas que exacerban las pequeñas diferencias existentes entre ambos a la hora de aplicar el recetario neoliberal, el cual se basa principalmente en la entrega de las riquezas y recursos naturales a las multinacionales, así como el disciplinamiento y control de la toda la sociedad para que las ganancias de las mismas sean cada vez más escandalosas. 

No nos digamos mentiras. Es claro que al igual que en el pasado, los actuales diálogos de paz han sido pensados desde la óptica burguesa como una táctica para desactivar las múltiples resistencias que se dan en todo el territorio colombiano, con la firme intención de acceder a espacios y recursos naturales vedados históricamente por la organización popular. Es por ello que las fuerzas populares y democráticas debemos estar listas para conquistar con la movilización y confrontación abierta los derechos y libertades que se nos quieren negar en las mesas de interlocución, negociación y diálogo con el Gobierno.  Porque la paz son cambios surgidos de las luchas populares y no el vano silencio de los fusiles en medio de la prolongada miseria.


Refugiados: ni Dios, ni Amo, ni Estado

Ni Dios, ni Amo, ni Estado. La vieja consigna anarquista resume perfectamente la sensación de estupor y vergüenza frente a lo que está ocurriendo en Europa con los migrantes y refugiados.
Cuando buscamos las causas últimas de este largo y profundo desastre, nos topamos inevitablemente con la maldita trilogía: 

Ni Dios: Estamos viendo en estos días aciagos, imágenes de gentes deambulando entre el barro de los bosques balcánicos, famélicas y deshidratadas, personas que han tenido que abandonar con lo puesto sus casas, sus vidas, sus proyectos… que, llegada la hora de la oración, extienden su alfombrilla y rezan de cara a La Meca. ¿Qué más necesitan sufrir para aceptar que su dios permanece sordo y mudo frente a sus desventuras sencillamente porque no existe? ISIS, Al Qaeda y al fondo, agazapado, el sionismo… La religión sigue llenando la historia de odio y sangre, sigue representando su sempiterno papel de atizadora necesaria de todo tipo de penurias y conflictos.

Ni Amo: Como suele suceder, el Amo, o lo que es lo mismo, el sistema capitalista, es cualquier cosa menos inocente en el tema que nos ocupa. Detrás de la gran ola de refugiados, que no ha empezado este verano, aunque así quieran hacérnoslo creer los grandes medios de desinformación, están los intereses del capitalismo global, especialmente los relacionados con la industria de la guerra, los negocios del petróleo y los llamados “minerales estratégicos”. El capitalismo es por su propia esencia amoral, la ética no cotiza en bolsa y por tanto es totalmente ajena a sus centros de interés. Su carácter depredador no sabe nada de emergencias humanitarias ni de nada que no tenga que ver con sus objetivos de negocio.

Ni Estado: En estos tiempos revueltos estamos comprobando hasta la náusea para que sirven los Estados. Brutalidad policial y militar contra los refugiados indefensos, vallas y concertinas para impedir el libre tránsito de las personas, mercadeo indecente sobre las cuotas de migrantes que le corresponden a cada cual, campos de concentración que recuerdan épocas aún más oscuras y que creíamos superadas… Las fronteras entre Estados están haciendo valer su función represora y creando grandes atascos humanos que se justifican con la necesidad falsa y bastarda de no abrir la mano para no provocar un “efecto llamada”, como si hiciera falta llamar a nadie cuando la disyuntiva es esquivar una muerte probable o afrontar una muerte segura. Los Estados están cumpliendo a la perfección el papel para el que fueron creados. Lo que parecen ignorar es que es imposible ponerle puertas al campo. Ahora parecen sorprendidos de su incapacidad para detener y gestionar las sucesivas y crecientes avalanchas, cuando son sus propias políticas carroñeras las que las han provocado. Entretanto, siguen ocultándonos que, a partir de la invasión soviética de Afganistán, la CIA y el MOSAD, con la colaboración entusiasta de los Servicios Secretos europeos, han estado detrás de la creación y el patrocinio de Al Qaeda y posteriormente de ISIS, mientras ahora los portavoces de los gobiernos de Europa, EEUU e Israel se lamentan con cinismo inaudito de que los huevos de esas serpientes que ellos mismos han incubado les hayan estallado entre las manos.

Analizar la situación desde un punto de vista libertario, nos puede ayudar, más allá de la inanidad de una coyuntura hecha de nacionalismos estrechos y elecciones lampedusianas, a entender de manera integral las razones últimas de esta abominable catástrofe humana que en ningún caso es fruto de la fatalidad sino de la conjunción nefasta de los intereses esas tres grandes lacras: la Religión, el Capitalismo y el Estado.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Patriotismo, Chovinismo y otras estupideces


Aunque no queríamos caer en el cliché de hacer un paralelo entre la estrategia mediática de los medios de comunicación de la élite colombiana, con la Alemania de los 40´s, no podemos tratar de explicarnos esta situación sin tener en cuenta “los 11 Principios de la Propaganda” del Ministro de Propaganda de la Alemania Nacional-Socialista Paul Joseph Goebbels. (http://www.grijalvo.com/Goebbels/Once_principios_de_la_propaganda.htm)

Acá es donde creemos que un ejercicio interesante por parte de una “audiencia Crítica” debe leer estos principios y confrontarlos con lo que recibimos todos los días en los medios, y no solo para esta coyuntura, sino como un ejercicio práctico para analizar todas las noticias.

Se rasgan las vestiduras los portadores de la Dignidad de la patria al ver imágenes de “compatriotas” cruzando el Rio Tachira llevando neveras, camas, colchones y demás, huyendo del monstruo socialista del Siglo XXI. –Principio de la vulgarización-

Salen en Noticieros, revistas, periódicos, redes sociales, en el bus o en la calle diciendo que pobres seres humanos – porque en esa condiciones si son seres humanos-. Llegan al punto rojo de la frontera políticos, periodistas y fuerzas militares a documentar el sufrimiento de estos pobres pobladores. –Principio de orquestación-

Es aquí donde la audiencia ávida de noticias morbosas y del sufrimiento ajeno despierta el más ferviente patriotismo, cerrando el ciclo de la estrategia de propaganda para la consolidación de un modelo homogéneo de pensamiento respecto a una postura ideológica. –Principio de la unanimidad-
Es en lo que se ha convertido todos los espacios de los noticieros privados como RCN, Caracol, NTN24, CM&, Red + Noticias, Cable Noticias, etc. Convertir la información en un burdo análisis de la pobreza y la ruina humana en forma de desplazamiento. –Principio de la transfusión-

Pero más allá de esto, queremos preguntarnos sobre la mal llamada solidaridad que esta situación despertó como un fenómeno a tener en cuenta para explicar una sociedad con instintos tan morbosos como la sociedad colombiana (ojo! Hablamos de sociedad colombiana solo a los pobladores de las grandes urbes de Colombia, ya que es allí donde reside el público objetivo de estos grandes medios).
Como anarquistas creemos en la solidaridad efectiva que se crea en situaciones de dificultades en donde aflora el sentimiento de empatía para acompañar, apoyar, y luchar por el oprimido, como no lo han enseñado las múltiples experiencias internacionales y nacionales de solidaridad efectiva, como la campaña en solidaridad con Sacco yVanzetti aprovechando que acabamos de pasar por la “Semana Internacional de Solidaridad con lxs Presxs Anarquistas”.

jueves, 3 de septiembre de 2015

La “reparación a las víctimas” como un nuevo mecanismo de despojo

El Estado colombiano ha tenido, históricamente, dos mecanismos principales para despojar al campesinado de sus tierras: el crédito extorsivo y la violencia, tanto oficial como paraoficial. Ahora, el gobierno capitaneado por Juan Manuel Santos ha agregado un nuevo mecanismo a este repertorio. Ese mecanismo es la utilización perversa de la legislación sobre las víctimas. Éste consiste en quitar sus posesiones a pobres que, supuestamente o en la realidad, se hayan beneficiado por acciones de la insurgencia, y entregarlas al Fondo de Reparación de las Víctimas. Mientras tanto se le quita a los pobres, no se ha tocado a uno sólo de los ganaderos ricos y terratenientes que han acumulado más de 7 millones de hectáreas robadas a sangre y fuego al campesinado durante las últimas tres décadas. Para estos latifundistas y agroindustriales, el gobierno ha inventado el eufemismo de “ocupantes de buena fe”. La buena fe, se sabe, es patrimonio de los ricos; los pobres siempre actúan de mala fe. 

Dos casos demuestran esta peligrosa tendencia. Por una parte, está la situación de cerca de 280.000 hectáreas en partes de los llanos del Yarí, San Vicente del Caguán y parte de Cartagena de Chairá (Meta y Caquetá) que serían, según las autoridades, fincas de las FARC-EP, compradas o adquiridas en territorios baldíos, actualmente en manos de testaferros[1]. Con total desparpajo, la estridente periodista española Salud Hernández, apologista del uribismo (y del paramilitar Carlos Castaño)[2], ha distorsionado la realidad colombiana al punto de hacerla irreconocible, afirmando, sin siquiera sonrojarse, que las FARC-EP, y no su círculo de asociados políticos, serían los terratenientes más grandes de Colombia[3]. Esto, en un país en el cual, según el Censo Agropecuario, el 41% de las 113.000.000 de hectáreas censadas, se encuentran en manos del 0,4% de los propietarios, mientras que el 70% de las Unidades de Producción Agropecuaria tiene menos de 5 hectáreas, ocupando apenas el 5% del área censada[4]. Con asombro, vimos un sensacionalista capítulo de “Los Informantes” en el cual se hacía un “reportaje” sobre las supuestas fincas de los insurgentes, así como la presunta utilización de indígenas en el área para hacerse de territorios. En él, entrevistaron a burócratas de toda laya, pero sin embargo, no se entrevistó a uno sólo de los propietarios afectados o a personas de esas comunidades[5]. Así de prolijo es el mediocre periodismo colombiano. Estas tierras, curiosamente, están en territorios que han sido solicitados para prospección petrolera[6].

El segundo ejemplo lo constituye el caso que hoy viven los vecinos del barrio Simón Bolívar en Planadas, Tolima, quienes fueron informados en Junio, durante un operativo desproporcionado e intimidatorio por parte de la DIJIN y de la Brigada Móvil 8 del Ejército, que sus viviendas serán incautadas por las autoridades para “reparar a las víctimas”[7]. El año 2000, según la Fiscalía, las FARC-EP habrían invadido esos terrenos baldíos y dividido los lotes para repartirlos entre personas sin vivienda, en su mayoría desplazados por el incremento de la violencia paramilitar en esa región de Tolima. Sin embargo, las propiedades fueron regularizadas el 2004, adjudicándose títulos de propiedad, llegando los servicios públicos y construyéndose las viviendas sólidas con el esfuerzo comunitario y con algún apoyo de la Fundación Carcafé. Hasta la fecha, las familias de 24 viviendas han sufrido de “secuestro, embargo y suspensión del poder dispositivo”, pero todas las 136 familias del barrio se encuentran viviendo una auténtica pesadilla porque saben que quieren arrojarlos a todos a la calle, incluidos los más de 300 niños que viven ahí. En las inmediaciones, se está ampliando el aeropuerto militar y ya al barrio lo tienen convertido en un ghetto enrejado. Cabe destacar que, debido al hecho que la mayoría de los habitantes del barrio han sido desplazados, este nuevo hecho constituye una re-victimización de esta población que se verá forzada nuevamente a desplazarse.

Estas acciones por parte del gobierno representan, ante todo, un simulacro de reparación cosmética donde, en realidad, no ha habido nada. La política de víctimas del gobierno ha sido un fiasco estrepitoso y mediante estas acciones, como siempre inclinadas exclusivamente hacia la insurgencia, buscan dar la apariencia de acciones justicieras mientras la injusticia sigue siendo la ley en todo el país. Esto representa, además, un castigo en contra de personas que han vivido en zonas de control o influencia guerrillera, en nada diferente a las doctrinas contra-insurgentes del pez y el agua con los cuales se abusó de la población civil durante buena parte del siglo XX y del XXI. No se puede ignorar la realidad del conflicto, ni que los movimientos insurgentes han construido legitimidad en vastas zonas del país, en muchos casos, desarrollando políticas sociales donde el Estado ha sido incapaz o no le ha interesado hacerlo. Que sean las FARC-EP las que hayan garantizado el derecho a la vivienda o a la tierra a sectores vulnerables, no es algo por lo cual se deba criminalizar a la población. Esta situación revela, una vez más, el nulo interés de Santos en solucionar las causas estructurales del conflicto, así como la naturaleza mezquina y revanchista de la oligarquía colombiana.

Lo más escandaloso del caso, es que el propio Santos se apoya desvergonzadamente en lo discutido en el proceso de paz para avanzar en la expropiación de campesinos. Según él, el Banco de Tierras contemplado en los acuerdos parciales de La Habana, creado con el fin de reparar a las víctimas del despojo, saldría de tierras que se incautarían en zonas de influencia insurgente[8]. Si así es como el Estado pretende interpretar mañosamente los acuerdos del proceso de paz, entonces el post-conflicto sería un festín para quienes se han enriquecido a manos llenas durante el conflicto, mientras que los pobres vivirán una violencia y un despojo sin precedentes. De seguir así las cosas, se vendría una paz a la guatemalteca, una paz más violenta que la guerra. Si se va a sacar de los pobres para, supuestamente, reparar a las víctimas, estamos entrando a un camino muy peligroso pero el cual es bien conocido por el gobierno desde la época de la guerra del trapo rojo con el trapo azul… el de poner a pobres contra pobres y reforzar esa guerra caníbal entre los más necesitados. Mientras los pobres se matan entre ellos, los ricos se hacen finalmente con las tierras y sus recursos naturales. A río revuelto, ganancia de pescadores dicen por ahí.

Dejar pasar esto, cruzarse de brazos ante esta infamia, tendría consecuencias terribles para la perspectiva de que el país pueda superar, efectivamente, el actual conflicto social y armado. Hace rato que los derechos humanos (o mejor dicho, una interpretación burda de éstos) vienen siendo utilizados por el gobierno colombiano como un arma más de la guerra contra-insurgente[9]. Pero esto es elevar esta doctrina a un nivel totalmente nuevo. La utilización del discurso de las “víctimas” para seguir adelantando el despojo en zonas de interés para el bloque dominante, es una de las cosas más graves que están ocurriendo en estos momentos en Colombia. La Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras es una perversión del espíritu de todo lo que ha reclamado el movimiento popular colombiano, la cual servirá para seguir despojando, re-victimizando y desplazando a campesinos pobres, mientras que sigue la acumulación de tierras y riquezas por parte de los latifundistas y la élite dorada que rodea a Santos. Para esto, mejor sería no tener Ley de Víctimas.

José Antonio Gutiérrez D.
1º de Septiembre, 2015

sábado, 29 de agosto de 2015

LIBERACIÓN DE LA MADRE TIERRA: UNA APUESTA POR EL FUTURO DE LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA


Desde el mes de diciembre, del año 2014, una movilización fuerte renace entre las comunidades indígenas del norte del Cauca. Este levantamiento retoma el mandato surgido en el año 2005, por eso le han llamado “liberación de la Madre Tierra”.

Estas acciones parten de la gran necesidad de recuperar las tierras planas que les fueron arrebatadas a las comunidades durante la colonia; de retomar las luchas que los ‘mayores’ en los años 70´s; y de exigir al gobierno el cumplimiento de los acuerdos tras la masacre del Nilo en 1991.

Pero sobre todo, la fuerza de estas acciones de resistencia y de defensa del territorio vienen del mandato de los mayores de liberar la Madre Tierra para que las comunidades también puedan ser libres. La tierra necesita liberarse del poder de los ricos que la explotan y la envenenan. En el Cauca la tierra clama para que se la desencadene del monocultivo de caña y en el mundo otro proyectos agroindustriales y extractivos también la tienen secuestrada. Por eso la liberación de la Madre Tierra no es sólo la movilización de los nasas, sino una apuesta por el futuro de la humanidad y la naturaleza.

La liberación de la Madre Tierra se da en el contexto de la próxima celebración del Saakhelu, o ritual mayor ancestral del pueblo nasa, que se celebrará en el municipio de Corinto, en el departamento del Cauca del 27 al 30 de agosto.

A continuación presentamos una mini-serie compuesta por 6 capsulas radiofónicas, realizadas por Nuvia Carrillo y Cristobal Aguilar de la radio comunitaria Ñuu Kaan de Oaxaca, México, que buscan dar cuenta del proceso que las comunidades nasa enfrentan para liberar a la madre tierra, detener la construcción de un acueducto regional que amenaza la distribución del vital líquido, a la par que se preparan para la celebración del Saakhelu.

SEGUIR LEYENDO: http://www.nasaacin.org/informativo-nasaacin/nuestra-palabra-kueta-susuza-2013/7785-liberaci%C3%B3n-de-la-madre-tierra-una-apuesta-por-el-futuro-de-la-humanidad-y-la-naturaleza

martes, 25 de agosto de 2015

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA “DESARMONÍA”, A PROPÓSITO DEL REPORTAJE DE 7º DÍA “DESARMONÍA, LA FLECHA DEL CONFLICTO” DEL CANAL CARACOL

Para empezar, cuando hablamos de desarmonía debemos recordar que el 12 de octubre de 1492 a nuestro continente arribaron desde Europa navegantes con su “civilizada” manera de invadir y colonizar, con un objetivo muy claro, buscar riquezas, lo que generó un saqueó a costa de la vida de nuestros ancestros y el despojo de nuestros territorios, que terminó alimentando la acumulación de capital, con recursos que robaron y que convirtieron en materias primas y mercancías. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que desde ese momento inició la desarmonía en nuestros territorios y muchos de nuestros mayores y jóvenes, de aquellos tiempos, se armaron con arcos y flechas combatiendo dicha desarmonía. 

El nombre de estos capítulos del programa Séptimo Día es sugestivo y se presta para algunas malas interpretaciones. Por nuestra parte diremos que las flechas del conflicto siempre apuntaron a quien provocó la desarmonía en los territorios ancestrales, por esto es que a las clases dominantes en el país aún les duele nuestras flechas combatiendo su desarmonía.

También es un error generalizar a todos los pueblos indígenas de Colombia, ya que son 102 pueblos, diferentes los un@s a los otr@s y con desarrollos históricos-culturales diversos.

No se puede generalizar sobre hechos particulares y excepcionales, como violaciones, drogadicción, corrupción, entre otros casos que se mencionan en dicho programa y con base en ellos sacar conclusiones definitivas de lo que pasa en los territorios de las comunidades indígenas; esto sería lo mismo, tal como sucede con los colombianos en muchas partes del mundo, donde por una particularidad se señala a la sociedad nacional colombiana en su conjunto como narcotraficantes; esto es un error de apreciación, unilateralidad, pero principalmente de discriminación y sólo sirve a la perpetuación de estereotipos racistas al interior de la sociedad nacional colombiana.

Llama la atención que muchos de los “expertos” consultados en el programa tengan simpatía con el uribismo o una filiación política directa con el partido político Centro Democrático, quien representa los intereses de la gran burguesía y terratenientes de este país. Muchos de los supuestos indígenas entrevistados allí pertenecen a la Organización Pluricultural de Pueblos Indígenas de Colombia (OPIC), creada por el entonces ministro de gobierno Fabio Valencia Cossio en el gobierno de Uribe. Esta organización ha atacado en varias ocasiones a las organizaciones indígenas legítimas, señalándolas de tener vínculos con la guerrilla; en cambio sus posturas siempre han sido a favor de las fuerzas armadas del Estado, con simpatías con la extrema derecha fascista de este país y los paramilitares; esto dice mucho de lo tendencioso del programa en cuestión y de lo muy poco “objetivo” en sus investigaciones periodísticas.

LANZAMIENTO LIBRO: NICOLÁS, CARTAS CONTRA LA AUTORIDAD Y LA MUERTE

Las/os esperamos este próximo viernes 28 de agosto en el lanzamiento del libro: Nicolás, Cartas contra la autoridad y la muerte, editado por la editorial Rola La valija de fuego.  Se realizará a las seis de la tarde en El Hormiguero (Cr 44. N° 41ª24, barrio niquitao), con lo cual recordamos diez de impunidad del asesinato del joven Nicolás Neira a manos del escuadrón de la muerte: ESMAD.

La entrada al evento es libre y gratuita. 


domingo, 23 de agosto de 2015

Colombia: entre la guerra y la paz

Represión  contra el movimiento popular, neoliberalización de la economía y resistencias sistémicas 

Hace mas de tres años el gobierno colombiano y las Farc-Ep vienen negociando el fin al conflicto armado, que ha silenciado la voz de miles de oprimidos y ha convertido las tierras del país en una fosa común al servicio de las clases dominantes y los intereses de las multinacionales extranjeras. No obstante, esas negociaciones no han sido más que retorica barata para ocultar la verdadera dimensión de un conflicto social y político que todavía sigue destruyendo los sueños de cientos de jóvenes rebeldes y perpetuando un sistema económico injusto, desigual y criminal, que beneficia la billetera de unos pocas familias mientras la mayoría empobrecida se ve en la triste necesidad de auto-explotarse, entregarle la vida a un trabajo indigno y quedarse callada frente a los atropellos cometidos por los cuerpos represivos del Estado y la herramienta para-militar.

Fiel reflejo de lo dicho previamente ha sido la represión contra el movimiento social, el advenimiento del plan nacional de desarrollo que entrega el territorio colombiano a la locomotora minero-energética y las reformas paupérrimas impulsadas por el gobierno a la salud, la educación y el código de policía que demuestran, una vez más, esa cruel alianza que existe entre el capitalismo neoliberal y la militarización de la sociedad.

En ese orden de ideas, hemos visto como se criminaliza la protesta popular al tiempo que se privatizan nuestros bienes comunes; el desarrollo y la legislación burguesa, lastimosamente, van acompañadas de muerte, dolor y sangre. No hay que olvidar  el asesinato de luchadoras sociales, como el compañero Carlos Alberto Pedraza, por parte de bandas criminales o la fuerte represión contra las movilizaciones por la liberación de la madre tierra en el Cauca por parte del escuadrón de la muerte, Esmad. Estos sucesos acontecidos en la primera parte del año, se enmarcan en un contexto perverso de persecución hacia el pensamiento crítico, disidente y rebelde que se opone al modelo neoliberal que pretende mercantilizar todos los aspectos de la vida sin importar los daños al medio ambiente y el exterminio de comunidades indígenas y campesinas.

Sin embargo, el uso de las armas no es el único medio que ha utilizado las manos oscuras del Estado para detener el avance del movimiento social. Ejemplo de ello son los falsos positivos judiciales cometidos contra estudiantes, feministas y líderes populares de Congreso de los Pueblos y Marcha Patriótica, donde se evidencia el accionar criminal de la justicia burguesa colombiana que, con mentiras y calumnias, pretenden encarcelar a jóvenes rebeldes que tuvieron la alegre pero desafortunada osadía de atreverse a pensar y luchar en un país donde reina el silencio, la amnesia histórica y la impunidad.



lunes, 17 de agosto de 2015

[Video] Fracking, nueva amenaza para el pueblo indígena Barí

Durante este mes de agosto se conmemoraron el día de la Pachamama y el día internacional de los pueblos indígenas, conmemoraciones que más allá de una fecha en el calendario, distan mucho de ser reconocimientos reales al uso de la tierra y a la realidad indígena colombiana. Este es el caso del pueblo indígena Barí, uno de los 90 pueblos indígenas de Colombia que ha logrado mantener intacta su cultura, tradición y lengua a pesar de las agresiones que ha tenido que sufrir desde la llegada de los españoles hasta la actualidad.

Históricamente han habitado el valle del rio Catatumbo, ubicado en el departamento del Norte de Santander y la frontera con Venezuela, territorio que se caracteriza además por poseer buena parte de las reservas petroleras de Colombia, así como carbón y abundante recurso hídrico. Actualmente, el pueblo Barí está compuesto por 23 comunidades y 417 familias asentadas en cinco municipios: el Carmen, Convención, Teorama, el Tarra y Tibú, región conocida como el Catatumbo Colombiano.

A pesar de ser un pueblo pacífico que por cosmovisión se relaciona armónicamente con la naturaleza, ha tenido que recurrir a la confrontación para defender su territorio, inicialmente, en la época de la conquista y colonia se enfrentó al hombre blanco que venía de Europa, más adelante, a principios del siglo XX a las compañías multinacionales petroleras quienes han violentado la cultura y sitios sagrados del pueblo barí. Afirman los Barí que uno de sus bohíos fue quemado y poco tiempo después llego una empresa a extraer petróleo en este lugar.

En la década del 2000 la comunidad indígena barí resistió la arremetida paramilitar más grande en la historia de Colombia, aseguran que su territorio e incluso en sus propias casas fueron usadas como bases paramilitares por más de seis años.

Hoy se prepara para enfrentar una nueva amenaza, el fracking o fracturación hidráulica, técnica de explotación de crudos no convencionales prohibida en países como Francia, Canadá y el estado de New York en Estados Unidos por los desastres ambientales y múltiples enfermedades que produce a la población, pero, paradójicamente para el gobierno Colombiano y Ecopetrol, el fracking es la técnica que se debe usar. De esta manera aseguran que se oponen a esta cuestionable técnica y que desde ya se preparan para enfrentar esta nueva amenaza.



viernes, 14 de agosto de 2015

PAZ, ARTE Y UTOPÍA

Por Iván Darío Álvarez

Intervención en el eje tres de la II Cumbre Mundial de la Poesía por la paz y la Reconciliación en Colombia

“un mapamundi que no incluya utopía ni siquiera merece un vistazo.

Oscar Wilde.

He llegado a pensar que al abrazar el bello oficio de los títeres, he escogido una opción de paz. En vez de ser actor, o animar un muñeco, o un objeto escénico, hubiese podido empuñar un arma. Digo esto, porque en mi juventud, en el albor de los años setentas, las ansias de liberación colectiva pasaban por considerar, que en este país urgía una transformación social radical.

Todo parecía indicar que bajo la tutela rapaz del imperio, o las enquistadas clases privilegiadas que gobernaban nuestro común destino, la posibilidad de una vida más digna y justa, jamás llegarían. Por tanto, había que sumarse y juntarse a los de abajo, porque solo desde allí creíamos que surgiría ese coro libertario, capaz de hacer reventar para siempre los grillos de varios siglos de opresión. Solo faltaban que maduraran las condiciones tanto objetivas, como subjetivas, para que ese viejo mundo, más pronto que tarde, se derrumbará y diera lugar a una etapa luminosa, para que a partir de allí emergiera ese hombre nuevo, cuya mayor encarnación de ese mito en América Latina, se volvió visible y trashumante, gracias a seres utópicos como el Che. Muchos entusiastas creíamos en ese entonces, que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Hoy más bien comprobamos con triste ironía, que la más repulsiva y dogmatica reacción, puede estar viviendo a sus anchas, al frente o al lado mismo de nuestra casa.

Fue doloroso ver pasar las hojas del calendario y las páginas trágicas de nuestra historia, para observar que la violencia opresora no se acaba con la violencia libertadora de los llamados alzados en armas, sino que a su vez y a nuestro pesar, engendraba nuevos monstruos, con más víctimas y más verdugos, tan difíciles hoy día de conjurar o desterrar. O igual ver que la sangre derramada, solo servía para acrecentar el noble árbol de la memoria que se sembró hace tantas décadas, en el inmenso jardín de tantos héroes muertos.

Es cierto que los que sobrevivimos al desamparo de tan descomunal horror, estamos más viejos. Y sin embargo, ante el desencanto generacional o las idealizadas causas perdidas, o las caídas de tantos falsos y presidiarios muros, no nos desmuralizamos. Quiero decir, que no renunciamos a dejar claudicar o enterrar la imaginación social o política. En ese transcurrir de las luchas emancipadoras, nuestra utopía no se armo como la de otros, pero se volvió arte y poesía gracias al embrujo de los títeres. Y en medio de la guerra, sus espantos e indolencias, nos auto convencimos que los títeres son la poesía, aunque no siempre todo titiritero sea buen poeta.

Los títeres en nuestro país siguen siendo marginales, pero nosotros desde el agitar de las alas transparentes de una efímera “Libélula dorada,” continuamos creyendo que como parte del intemporal deseo de soñar que nos inspira nuestro oficio, y por ser parte vital del desarrollo de la cultura, pueden llegar a convertirse en un deseo al servicio de las mayorías, no solo de los niños, porque el deseo de imaginar no es exclusivo de los infantes. En ese sentido urge desamordazar a ese niño que todos los adultos llevamos amodardazado por dentro.

Los títeres como criaturas sublimes de la fantasía, le abren con su guiño de guiñoles, un espacio de libertad a todos los seres humanos. Desde vieja data los titiriteros le han rendido culto a las musas libertarias que siempre han enriquecido la vida, impidiendo con su canto, momificarla en los altares pétreos de la uniformidad.

Nuestro arte es pues una exploración de la libertad y la libertad es ese ojo visionario capaz de indagar lo desconocido. Gracias a esa frágil convicción de fogoneros y profesionales de la ilusión, que convertimos en terquedad y fuerza ética, alimentamos obras, que dan fe de un anhelo irreductible, como es por ejemplo “El dulce encanto de la isla Acracia.”

Acracia en nuestro imaginario es parte de ese secreto utópico que hemos transmitido a varias generaciones de espectadores, es una Arcadia de la paz que ahora vive en su memoria, es el territorio libre de la imaginación, que por fortuna no tiene tan siquiera un lugar en la cartografía autoritaria que todavía tiene dividido en naciones al mundo. Pero sabemos que para llegar allí, aunque tengamos que remar mucho, no hay que tener pasaporte, ni atravesar aduanas de policías, basta con tener una actitud no dominante en todos los ámbitos de la vida cotidiana. Acracia no tiene vocación de patria, por eso no tiene fronteras, ni tiene amos, ni dioses, ni dinero, ni grandes personalidades, ni mucho menos patriarcas, profetas o mesías. No, acracia no es un Estado, sino más bien un estado generoso del alma. Allí el único miedo que reina, es el miedo a toda forma de poder. Miedo absoluto a toda la monstruosa fauna toxica de los poderosos, que con su engatusador perfume, pervierten y contaminan todas las relaciones humanas. En Acracia la poesía se confunde con la utopía. En esa geografía imaginaria todas las celebraciones giran y se aglutinan alrededor de todas las artes, porque allí el acto creador es siempre un lugar de festejo y encuentro comunitario, una experiencia personal y colectiva, un ensayo irrepetible de vida compartida. En Acracia se sueña que el arte no será un lujo de unos pocos, sino una necesidad de muchos que quisieran fuera como un elixir que abonara su existencia, para que esta se convierta en una flor bella, creciendo a la par de los nuevos vientos que siempre trae la libertad. Pero eso no significa que sea condescendiente, ni que renuncie a su papel crítico y transgresor. Se sabe que la belleza en esencia exige rigor y también espíritu rebelde y contradictor. El arte y la libertad son hermanos inseparables, por eso decía el abuelo Barbas Vila: “Separar el arte de la libertad, es partir en dos el corazón de la belleza.”

En Acracia la paz es la gran utopía, ella resume lo más selecto de las grandes esperanzas humanas, aún a sabiendas que nada está exento de tener un talón de Aquiles o una naturaleza imperfecta. Ya advertía el incorregible aguafiestas e insomne Cioran: “Hay que estar siempre con los oprimidos, pero sin olvidar jamás que están hechos del mismo barro que los opresores.” Pero más allá de su lucida y sentenciosa advertencia, vivir es convivir y el gran reto de nuestra existencia es la convivencia. Por eso en Acracia la principal y más dura batalla ética, se libra contra uno mismo, contra el tiránico deseo de sumisión de los otros. Allí se presume que el habitante ácrata tiene como sabias virtudes, no mandar, ni mucho menos obedecer. Porque Acracia vive en función del viejo precepto de Antonio Machado que nos dice: “Nadie es más que nadie, porque por mucho que un hombre valga, nunca tendrá el valor más alto, que el de ser hombre”

A todo ser humano lo mueven ilusiones o conflictos, en Acracia no se hace caso omiso de eso y se hace hasta lo posible para hacer posible lo imposible y hacer que desaparezcan todas las causas que puedan torpedear y llegar a romper la armonía no autoritaria.