martes, 7 de abril de 2015

El canal de Nicaragua: partir en dos la tierra, alimentar al capital

Un canal transoceánico partiendo en dos Nicaragua ha sido el sueño húmedo de muchos/as hombres/mujeres de negocios, la mayoría de las veces europeos/as o yankies, desde hace mucho tiempo. Durante la época colonial el gobierno español del virreinato de Nueva España realizó estudios sobre la viabilidad de un canal transoceánico que atravesase el Lago Nicaragua. Más tarde, tras la independencia, el gobierno de Estados Unidos estudió la posibilidad de construcción en Nicaragua y México optando al final por continuar las obras comenzadas por los franceses en Panamá. 

A principios de los años 2000 el gobierno nicaragüense retomó el proyecto del canal y comenzó a entablar negociaciones con distintos/as inversores/as extranjeros/as, la mayoría de las cuales no llegaron a ningún término debido al alto coste del proyecto.

No fue hasta junio de 2013 que el gobierno de Nicaragua firmó con Wang Jing, empresario chino dueño deHKND Group (Grupo de desarrollo Hong Kong Nicaragua) un contrato para la construcción del canal junto a otros cuatro megaproyectos. En el acuerdo Nicaragua otorga la concesión del canal durante 50 años prorrogables por otros 50 más, lo cual le da a HKND Group la posibilidad de construir (o no) el canal y los otros cuatro superproyectos sin la obligación de contratar empresas locales y operar negocios sin pagar ningún impuesto.

Los otros cuatro proyectos incluyen la creación de dos puertos a ambos lados del canal, un aeropuerto, una ciudad y una zona de libre comercio.

Una zona de libre comercio es un área en la que varios Estados deciden eliminar los aranceles e impuestos a las importaciones/exportaciones de sus productos. En este caso la zona tendrá influencia integral sobre los países de América, Europa y África. Además del intercambio de productos en la zona se dan servicios financieros lo que la hace un lugar idóneo para establecer paraísos fiscales y esconder fortunas para evitar pagar impuestos.

Uno de los motivos de la oposición al canal se basa principalmente en los efectos medioambientales que va a tener en los territorios que cruza. A día de hoy y con el contrato de construcción firmado no hay ningún estudio de impacto medioambiental realizado por parte del gobierno ni de la empresa constructora. El Centro Humboldt (ONG de gestión medioambiental con alcance internacional) publicó a mediados de 2014 un estudio (www.todoporhacer.org/estudio-humboldt) en el que asegura que el proyecto es inviable en base a la legislación medioambiental nicaragüense actual.

Por otro lado las zonas por las que se construirá el canal afectarán en alguna medida a 20.000 personas y miles de propietarios/as, en muchos casos habrá que desalojar y trasladar poblaciones enteras.

Según el Estudio Humboldt los recursos hídricos de las cuencas afectadas no son suficientes para satisfacer las necesidades del canal (se creará un embalse artificial llamado Lago Atlanta) lo cual derivará en problemas para los terrenos agrícolas de la zona.

La obra amenaza a lo largo de su recorrido varias zonas de gran biodiversidad y que son hábitat de especies protegidas: los humedales de San Miguelito, la isla de Ometepe, las costas de anidación de tortugas marinas en el Atlántico y Pacífico.

El mayor riesgo se encuentra en el Lago Nicaragua, que será atravesado por los barcos en cualquiera de los posibles trazados del canal. El Lago Nicaragua es la mayor reserva de agua dulce de Centroamérica y el segundo más grande de América Latina. Las obras supondrían el dragado del fondo del lago lo que afectaría modificando drásticamente las condiciones de la flora y fauna del lago. Además existe el riesgo de contaminación, filtraciones de petróleo y salinización si comienzan a transitar miles de cargueros y superpetroleros por él.



No hay comentarios:

Publicar un comentario