El Plan de Gobierno, el POT y el "mega proyecto" cinturón
verde para el Área metropolitana, Jardín Circunvalar, tres iniciativas de
importancia estratégica para Medellín, aprobadas –o en proceso de serlo– sin
conocimiento pleno ni debate profundo por parte de los habitantes de la ciudad.
Consecuencias y retos abiertos por estas decisiones.
La ciudad debe ser un tejido de lugares para el buen
vivir o se convertirá en un espacio fragmentado, de segregación y exclusión
social, sin conexión y sin calidad, para vivir en estrés
ambiental, de movilidad, ecológico y de trabajo.
Medellín, una ciudad con escaso suelo urbano y rural
aprobará su POT en septiembre próximo, en un proceso que no concita el debate
profundo de sus normas, con conocimiento de causa por parte de la ciudadanía.
El eje central de la discusión por dar, debería versar por tanto, sobre los
usos del suelo, en una movilización de sus habitantes por mts2 para el buen
vivir de todos y todas, para una vida con calidad y bienestar. Debate
público reglamentado por la Ley 507/99, que en su artículo 2º ordena a los
concejos municipales o distritales, la celebración obligatoria de un Cabildo
Abierto previo para el estudio y análisis de los Planes de Ordenamiento, sin
perjuicio de los demás instrumentos de participación contemplados en la ley, lo
cual está desconocido en el actual proceso de revisión y ajuste del
POT.
Pero no sólo no hay discusión sino que lo aprobado es una
carta en blanco para que luego la administración municipal, en el curso no
mayor a 12 meses –contados a partir de la aprobación del Plan de Ordenamiento–
lo reglamente. Vale por tanto preguntar, ¿Será viable aprobarlo cuando sólo
presenta criterios y lineamientos sin su base reglamentaria? De esta manera,
después de un año de aprobado serán reglamentados asuntos estratégicos para unproyecto
de ciudad y para la vida con calidad para sus pobladores (ver recuadro 1)
Cinturón verde, un macroproyecto sin fundamento
Este macroproyecto, aprobado e integrado dentro del POT, es
una de las decisiones que más afectará la vida futura de los
pobladores de este territorio. En una estrategia de levantar corredores o
cinturones "verdes" para contener el crecimiento de la ciudad,
desplazará miles de familias campesinas y cambiará el uso del suelo que hoy
tienen centenares de hectáreas agrícolas, afectando la oferta alimenticia que
hoy llega a la capital de Antioquia.
Déficit de vivienda y lucha por el suelo
El problema de la ocupación informal de las laderas que
rodean a Medellín es estructural, pese a lo cual el Estado y la municipalidad
no han querido atenderlo. Planeando la ciudad a favor de los menos los más
quedan excluidos: la institucionalidad de la planeación y el ordenamiento de la
ciudad han construido alternativas innovadoras para ello; mal contadas son
entre 4.500 y 5.000 viviendas al año las requeridas para dar solución a las
familias que llegan a la ciudad, provenientes de un campo que históricamente
adolece de atención por parte del Estado.
De otra parte, la municipalidad en su falta de
continuidad de políticas, desvía o desatiende los acuerdos que a largo o mediano
plazo se plasman en instrumentos de ordenamiento de la ciudad, como los
planes locales o el mismo POT, razón por la cual entre otras cosas y sin temor
a equivocarnos queda sin ejecución el 20 por ciento de lo que estaba previsto
en el POT inicial de 1999, y los posteriores ajustes conocidos hasta el día de
hoy.
Hemos aprendido a hacer ciudad, es cierto, pero para
no más del 30 por ciento de la población de Medellín, para el restante 70,
incluyendo el territorio rural-campesino, no se ha hecho ciudad, lo
poco que existe en el campo y las laderas urbanas las han construido las
comunidades populares y campesinas con sus propias manos y muchas de éstas son
informales porque la inmobiliaria urbana, la institución y el Estado, así lo
quieren.
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