lunes, 21 de marzo de 2016

“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla"


En los últimos meses se ha visto una ola de amenazas y asesinatos masivos a lo largo y ancho del país, tanto en zonas rurales como urbanas, declarando muerte a militantes de organizaciones políticas y sociales de izquierda. Tal es el caso de Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Consejo Regional Indígena del Cauca y otras organizaciones independientes pero no menos importantes.

El paramilitarismo, que nunca ha dejado de ser una herramienta de la derecha -y por ende del Estado- en este país desde la década del 80 (y que se remonta a ejércitos particulares de hace décadas, como los chulavitas o los pájaros) para llevar a bordo el color de la sangre y la muerte en su trasegar de terror y dolor en comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes y urbanas, sigue reestructurándose con la complicidad de la Fuerzas Militares para su eventual accionar de pos-acuerdo entre el gobierno nacional y la insurgencia de las FARC-EP.

No es casualidad que en los municipios y/o departamentos donde tuvo un “triunfo democrático” –valga la redundancia- el partido Centro Democrático, el poderío paramilitar tenga gran influencia en esos territorios, ni tampoco es en vano su presencia, pues allí campantemente se encuentran empresas multinacionales de minería a cielo abierto, de plantaciones de palma africana, caña de azúcar y/o simplemente ganadería extensiva bajo los dominios de grandes terratenientes a costa de expulsión violenta a las habitantes trabajadoras de la tierra.

Tampoco es un secreto o casualidad que con la llegada del señor Enrique Peñalosa a la alcaldía de Bogotá hayan comenzado a llegar –en gran medida- panfletos amenazantes a barrios de la ciudad con la denominada “limpieza social”.

En los primeros tres meses del año ya han comenzado una serie de asesinatos cobardes a militantes y luchadores sociales. Los medios de comunicación de paga callan. Los medios de comunicación alternativa denuncian e informan. El movimiento social en general se solidariza. Si nos tocan a una nos tocan a todas.

La intención de estas cortas palabras es unir muchas voces y muchas esperanzas haciendo un frente al intento de doblegar y reprimir el sueño por la vida digna en el campo y la ciudad. El aparataje paramilitar del Estado aunque tenga mucho poder no tiene sueños. Los sueños vencen al poder. Nosotras tenemos una gran cantidad, por eso nos temen porque no callamos ni nos detenemos, porque tenemos nuestros sueños más coloridos y claros que nunca. Las compañeras asesinadas mueren para vivir en nuestros caminos de liberación social, en los corazones con sed de libertad y en nuestros pasos que damos al andar.

¡Por nuestras muertas ni un minuto de silencio, toda una vida de combate!

* En memoria de William Castillo, Klaus Zapata, Marisela Tombe y Alexander Oime, militantes de Marcha Patriótica asesinados en las dos últimas semanas.

Grupo Estudiantil Anarquista – Bogotá.

Marzo de 2016

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