lunes, 7 de marzo de 2016

NO HAY DEMOCRACIA SIN FEMINISMO

La herencia de las luchas de las mujeres contra la dominación del patriarcado contribuye a la definición del modelo socio político actual. Su discurso y estrategias frente a ese sistema machista, injusto y autoritario son fuente de las formas de resistencia y creación que hoy ponemos en práctica. Aunque encontramos experiencias de rebeldía antipatriarcal en cualquier momento histórico, desde hace más de tres siglos el feminismo, como concepto aglutinador de perspectivas, proyecta su acervo más allá de un mero movimiento social. No es una corriente, es un modo crítico de entender la realidad.

El carácter poliédrico de la lucha por los derechos y libertades de las mujeres, con distintos enfoques y puntos de incidencia, nos invita a hablar de “los feminismos” en plural. Reconocemos así una condición propositiva y trasformadora, en constante adecuación, que ha ido moldeando y consolidando otros movimientos políticos. Los feminismos han propiciado cambios que nos atraviesan como personas y como grupo, ayudándonos a superar posicionamientos meramente ideológicos y poniendo en práctica el discurso. Ofrecen una guía de cómo materializar valores como la solidaridad o la libertad en actos cotidianos.

Esta tradición intelectual nos enseña que no podemos hablar de “mujer” como sujeto homogéneo. Ser conscientes de que nuestro conocimiento y perspectiva vienen definidas por nuestro lugar en el mundo (etnia, clase social, orientación sexual, lugar de origen, edad…) nos exige ser cautelosas a la hora de estudiar esa categoría que la sociedad llama “mujer”. Este concepto, limitante e insuficiente, se instrumentaliza para hacer invisibles a las mujeres obreras, las indígenas, lesbianas, mujeres negras, a los cuerpos disidentes y a tantas otras.

Esta visión crítica de nuestro propio discurso no supone, sin embargo, renunciar a mirarnos a nosotras mismas como un colectivo oprimido. Completar nuestro conocimiento con un análisis minucioso de esa sectorización y diversidad de los feminismos nos ayudará a diseñar estrategias más trasversales. Actualizar nuestras agendas feministas con esta nueva mirada es el reto.

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