lunes, 13 de marzo de 2017

“Cualquiera sabía que esto era un infierno”: familiares de las 34 niñas muertas en Guatemala

Guatemala. El dolor se apoderó de centenares de personas en Guatemala tras el incendio ocurrido el miércoles 8 de marzo en un albergue de menores que, al momento ha dejado al menos 34 niñas y jóvenes fallecidas, mientras que 21 permanecen hospitalizadas por quemaduras en el cuerpo. 


Cuando se conmemoraba el Día Internacional de la Mujer, Guatemala vivió una tragedia. Un incendio en el Hogar Virgen de la Asunción, que según las investigaciones causaron las propias internas para intentar escapar de una situación de violaciones y vejámenes, trajo el luto al país.

Las menores que siguen internadas presentan quemaduras de hasta cuarto grado, por lo que la mayoría de ellas, de entre 12 y 17 años, está en estado grave y el riesgo de mortalidad es alta.

En el albergue residían 748 niños, niñas y adolescentes, lo cual casi duplica la capacidad del espacio calculado para 400 personas.  Al menos 34 niñas resultaron muertas y otras tantas resultaron heridas gravemente al producirse un incendio en el centro de protección de menores de Guatemala.  Las jóvenes intentaban realizar una protesta en el marco del 8 de marzo, día internacional de la mujer, por los abusos sexuales y físicos que sufrían.

Según ha informado la prensa guatemalteca el fuego fue provocado por las mismas niñas y adolescentes cuando incendiaron colchones buscando visibilizar lo que ocurría al interior del Hogar Virgen de la Asunción. El defensor de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) del estado guatemalteco confirmó la información.

Sin embargo, uno de los muchachos del sector para hombres que logró escapar, Daniel de 16 años, logró relatar a periodistas de agencias internacionales que las niñas fallecidas estaban encerradas en una escuela bajo llave después de una revuelta que se organizó ayer, cuando 40 muchachos intentaron escapar, pero fueron detenidos y reinstalados en el lugar.

Las razones de las niñas para amotinarse en el Hogar Seguro*

“Los adolescentes estaban sancionados por extorsión. Las niñas tenían objetos punzocortantes escondidos en el pelo. Agotamos el diálogo con las niñas. No podíamos aceptar un informe que dice que ese lugar es un gallinero en donde se tortura a los niños. Considero que la causa del amotinamiento, porque no les gusta la comida, no era válida. No hubo negligencia. No voy a presentar mi renuncia como Secretario de Bienestar Social. El Presidente ordenó anoche a la policía que encontrara y regresara a los 60 adolescentes fugados. El problema es que los jueces mezclan a los niños que han cometido delitos con niños abandonados por sus familias. Pedimos al Ministerio Público que investigue pero no responsabilizamos directamente a nadie. El Presidente no vino a participar en la conferencia porque está atendiendo asuntos urgentes de la nación. Se termina esta conferencia de prensa”.

Así explicó el Gobierno de Guatemala a sus ciudadanos lo ocurrido la mañana del 8 de marzo de 2017 cuando unas niñas y adolescentes se amotinaron en la casa hogar gubernamental en la que vivían. Las niñas se amotinaron y prendieron fuego a unos colchones en unas habitaciones para que las dejaran salir. No las dejaron salir y murieron calcinadas. En ese momento eran 19 las que murieron. Hasta ahora van 34

El Hogar Seguro Virgen de la Asunción queda en una colina a 6 kilómetros del inicio de la Carretera a El Salvador, una de las zonas residenciales más exclusivas de la Ciudad de Guatemala. Está en el municipio de San José Pinula, rodeado por bosques y barrancos que han servido de escondite para más de 100 niños y adolescentes que escaparon durante el último año de lo que debería ser su casa pero que ellas y ellos consideran una cárcel.

Las niñas no se amotinaron porque no les gustara el sabor de la comida.
Son las 11 de la mañana de ese miércoles. El Hogar Seguro está rodeado de llanto. De madres, padres y abuelas que llegan a preguntar si sus niños están con vida.

¿Por qué delito están allí esos niños y niñas y adolescentes? Algunos fueron reclutados por las pandillas para el robo, la extorsión o el asesinato. Otros cometieron la insolencia de pertenecer a una familia que los abandonó a la calle, a un padre que les pegaba hasta que un vecino llamó a la policía. A una red que las prostituía siendo niñas. A unos padres que no supieron que hacer cuando vieron que su hijo tenía capacidades especiales. Otros nacieron allí, hijos de adolescentes violadas por sus compañeros o sus maestros o los trabajadores de la Secretaría de Bienestar Social. Todos juntos suman más de 800 bebés, niños y adolescentes viviendo en un lugar con capacidad para 500.
Una señora sube con los ojos llorosos. Le preguntamos si busca a un hijo y nos dice que no, que es una vecina. Que ayer subió cuando escuchó que habían problemas, que vio como las niñas, tiraban piedras a sus maestros y a los policías mientras gritaban:
– Viólennos aquí, delante de todos. Vengan a violarnos pues, si eso quieren otra vez.
La señora sigue con los ojos llorosos.
– Ésta fue una rebelión de niñas. Cualquiera que viva aquí cerca sabe que esto es un infierno.
El infierno no es una metáfora.

“Ustedes no salen de aquí hasta que me hagan sexo oral”, ordenó el maestro Edgar Rolando Diéguez Ispache a los estudiantes de 12 y 13 años de edad, cuando éstos pretendían salir del salón en el que recibían los cursos de quinto y sexto primaria. Ninguno logró salir ni evitar el abuso sexual. Las violaciones ocurrieron en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, según la Fiscalía de Santa Catarina Pinula del Ministerio Público (MP), contadas en un reportaje del periodista José David López en Plaza Pública en octubre de 2016, hace cuatro meses.

El reportaje narra el terror. El mismo maestro ordenaba a alumnas y alumnos caminar desnudos frente a sus compañeros en el salón de clase. Uno de los albañiles, José Roberto Arias Pérez, violó a una niña con retraso mental. Un supuesto trabajador, descrito en una de las 28 denuncias a la Secretaría de Bienestar Social como Joseph, obligaba a las niñas a tener relaciones sexuales con él y las sacaba del hogar.

Diéguez Ispache está en juicio. Arias Pérez fue condenado a 8 años de prisión. Joseph probablemente todavía trabaja en el Hogar Seguro.




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