La muerte de 6 jóvenes (un hombre y 5 mujeres) en la
localidad Rafael Uribe ocurrida el pasado 15 de septiembre de 2013, como
consecuencia de un operativo policial, no es sólo una muestra del
desproporcionado uso de la fuerza que llevan implícitas la mayoría de las
intervenciones policiales frente a la sociedad civil, también nos advierte
sobre la falta de profesionalismo con la que muchos de sus integrantes asumen
sus tareas constitucionales; rayando en varias ocasiones en una profunda
intolerancia y total falta de sentido común.
Los hechos ocurrieron cuando unidades de policía del CAI del
barrio Centenario, hicieron presencia en “Night Club” con el objeto de atender
una riña. Luego, hacia las 4 de la mañana un vecino del establecimiento llamó
al número de emergencias 123 para reportar que ese establecimiento estaba
infestado por una columna de gases que ponía en peligro la vida de sus
ocupantes, al punto que algunos intentaban escapar por las ventanas.
Los gases habían sido lanzados por los uniformados que
hacían presencia en el establecimiento y que al no poder ingresar (ya que
funcionaba fuera del horario permitido por la ley), decidieron que la mejor
manera de cumplir las disposiciones contenidas en el manual para el comando de
atención inmediata CAI, sobre promover la armonía y el respeto por la
ley, era arrojando gases lacrimógenos al interior de un local cerrado y lleno
de personas.
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