El capitalismo, ese enorme sistema basada en la explotación
del individuo, no solo tiene al Estado como herramienta de control, basado
mayoritariamente en la manipulación y la represión. Todo sistema autoritario
tiene la necesidad de legitimar sus ataques a la sociedad. Cuanto más sutil es
la forma, mayor aceptación tiene. Es así como el sistema nos inculca desde
todas nuestras perspectivas de la vida sus valores egoístas, autoritarios, ya
sea por lo que vemos en la prensa, en el colegio y demás instituciones. Al
margen del mensaje que se dé, adquirimos por imitación inconsciente las formas
de plantear los problemas y resolverlos. Un ejemplo de esto son las
vergonzosas proclamas que existen en algunas manifestaciones de decir “Botín a
prisión” por parte de pseudo-anarquistas.
Entrando un poco más en materia. Otro espacio de nuestra
vida donde el sistema ha logrado hacer gran hincapié es en las relaciones
sociales. Hoy en día todo el mundo dispone de un móvil, ordenador o cualquier
aparato con lo que ponerse en contacto con otra persona a distancia. El proceso
de telecomunicación, aunque ha sido un proceso largo, se ve acelerado en estos
últimos años por la fácil disposición de medios de telecomunicación en la
sociedad. Las antiguas tecnologías, no a disposición de las clases más bajas,
creaba la tendencia entre los jóvenes de divertirse en las calles, y es aquí en
el trato humano del cara a cara donde se puede identificar casi a la perfección
el estado anímico de las personas y entender el mensaje con la suficiente
agilidad como para resolver malentendidos. Hoy en día esto ha sido sustituido,
entre todo, por espacios de ocio virtual con improductivas, y a veces
contraproducentes, conversaciones por redes sociales.
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