El escuadrón antidisturbios de la policía nacional, ESMAD,
comenzó a utilizar contra la comunidad de la Costa Caribe colombiana un arma de
terrible poder conocida como “el cañón sónico”, capaz de causar daños
irreparables en el oído humano, y hasta de derribar a personas que estén en los
alrededores.
El arma, adquirida por la policía colombiana también llamada
“la bala acústica”, es un dispositivo de largo alcance denominado LRAD por sus
siglas en inglés, que emite un proyectil de sonido de 152 decibeles, manejada
desde adentro de una tanqueta por instrucciones de un agente entrenado para el
caso.
El límite de sonido tolerable para el oído humano es de
68db, lo que permite deducir a que tipo de daños está expuesta la comunidad,
donde ya ocurrió un incidente de este tipo, declaró un médico fonoaudiólogo consultado
por VOZ.
El jueves de la semana que acaba de pasar una tanqueta del
ESMAD armada con el “cañón sónico” apuntó contra un grupo de personas que
departía en una fiesta al aire libre, en Barranquilla, como es una costumbre
ancestral en épocas de pre-carnavales, los contertulios huyeron despavoridos,
muchos quedaron aturdidos y algunos cayeron al suelo, incluyendo niños y
personas de edad avanzada, que afrontaron una agresión sin precedentes en la
vida de la capital del Atlántico.
Los medios informativos de la región, inclinados a aplaudir
la brutalidad policíaca, están guardando silencio sobre el tal “cañón sónico”
pues quieren presentarlo como un medio para disolver fiestas ruidosas en horas
avanzadas de la noche.
La comunidad, sindicatos, organizaciones populares y
partidos de izquierda que le hacen frente todos los días a los abusos del poder
imperante en Colombia, saben que esta “bala acústica” va a emplearse contra
movilizaciones públicas de protesta contra los desastrosos y elevados servicios
de electricidad, agua, salud y otros factores del atraso y el abandono en que
vive el pueblo.
Las denuncias contra la arremetida del ESMAD afirman que el
cañón sónico ya está prohibido en otros países, pues se está al frente de una
agresión brutal, desproporcionada que además de dañar el tímpano de las
personas puede afectar el ritmo cardíaco, producir vértigo, desmayos y hasta la
muerte si alcanza adultos mayores que no puedan protegerse a tiempo, o que
estén recién operados de corazón.
En algunos medios de la televisión regional aparecen los
jefes del ESMAD dando partes de victoria con la “bala acústica” pues se saben
adulados por un periodismo arrodillado, limitado socialmente para encarar la
verdadera problemática del atraso, del desempleo, la corrupción política que
llega hasta los altos mandos de la propia policía y sus aparatos de tortura
masiva.
Las personas atacadas en Barranquilla por el cañón sónico
del ESMAD aceptan que estaban de fiesta con música a alto volumen pero señalan,
que el pretexto de combatir el ruido no puede amparar un atropello en épocas
del carnaval más admirado de Colombia, afirman además que un instrumento para
torturar a la ciudadanía es una contradicción con el clima de paz que se espera
surja de unos acuerdos del postconflicto.
Por : Libardo Muñoz/semanario Voz
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