Si hay algo en lo que Colombia es indudablemente líder
mundial, es en la violación de los derechos laborales y atentados en contra de
sindicalistas. Desde hace décadas, año tras año, Colombia es el país en el que,
de lejos, más sindicalistas son asesinados y en el cual se violentan toda clase
de derechos a los trabajadores. Desde hace 900 días un grupo de 30 obreros
colombianos, en la ciudad de Buga (Valle del Cauca) se han convertido en un
símbolo de la resistencia en contra de este estado de cosas.
Todo comenzó cuando los obreros de Cristar SAS (filial de la multinacional
norteamericana Owens Illinois Inc.), empresa de vidrios que controla
aproximadamente el 70% de la producción nacional de cristalería, cansados de
las condiciones oprobiosas de trabajo, los salarios bajísimos, por la falta de
dotación para los obreros, las jornadas de hasta 16 horas diarias, ausencia de
seguridad social y nulos aportes a las pensiones de los obreros por parte de la
empresa, decidieron formar el “Sindicato de Trabajadores Disponibles y
Temporales” (SINTRADIT). Este sindicato se crea en respuesta al abuso de la
subcontratación en la empresa: de unos 750 trabajadores empleados, apenas 120
son contratados directamente por la empresa, casi todos trabajadores
administrativos, jefes de área e ingenieros. El resto, son subcontratados a
través de cooperativas asociativas de trabajo (CTA), tales como Cooasobrab y
Asovida, así como por empresas subcontratistas de fachada, tales como
OCUSERVIS, OCUPAR, TRASEGAR, MONTACARGAS ITAGUI, INDUBE, SERVILIMPIEZA,
EUFREST. Como tales, sus derechos son frecuentemente irrespetados.
La primera acción del sindicato fue presentar, el 24 de Octubre del 2011, el
pliego de peticiones para negociar a nombre de los trabajadores afiliados. La
empresa no solamente se negó a negociar y desconoció el derecho a
sindicalización de los trabajadores, sino que desde el 22 de Noviembre del
mismo año que negó la entrada a casi todos los miembros del sindicato a la
empresa. Desde entonces que los obreros realizan un plantón de protesta a las
afueras de la empresa. En éste participan 30 trabajadores, sólo 7 de ellos se
encuentran trabajando actualmente en la empresa, en calidad de prestación de
servicios.
“La respuesta de la empresa fue botarnos a la calle por el sólo hecho de
habernos sindicalizado”, dice indignado el líder de los obreros Arlex Antonio
Mejía. “Hemos decidido acampar al lado de la compañía para que en Colombia y en
todo el mundo se escuche que acá no se respetan los derechos laborales. Claro,
no somos los únicos en el país que estamos en la misma situación. Yo he sufrido
mucho, me enfermé en la compañía y ahora tengo que hacerme una diálisis durante
12 horas al día. El problema es que en los mismos sindicatos, y hasta en la
misma CUT, hay elementos incrustados que están confabulados con el patrón, por
eso estamos en este embotellamiento”.
Otro dirigente, Pedro Mejía, explica lo que buscan con el plantón: “Esperamos
nuestro reintegro con el derecho a la contratación directa para todos los
trabajadores despedidos por el simple delito de organizarse y presentar un
pliego. Nos falta más denuncia, más presión ante el ministerio y ante la casa
matriz en los EEUU, nos hace falta el apoyo económico aunque reconocemos el
apoyo de varias organizaciones sindicales como ASTRACAVA, SINTRASOYA,
SINTRAVIDRICOL Antioquia, Comité de Solidaridad de la CUT-Valle,
SINTRACAÑAZUCOL, SINTRAEMDES, SINTRAPALMOLIVE, SUTIMAC, SINTRABANCOL, SINTRAIME
entre otros que nos han tendido la mano”.
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