La ignorancia acerca de las ideas anarquistas hace que no
sean pocas las personas que al escuchar nuestros objetivos, digan con voz
parsimoniosa, como si ello les diera algún tipo de validez a sus palabras: «De
acuerdo contigo compañero ¿Pero cuándo sucederá eso? El ser humano es malo por
naturaleza, y si no existiera el gobierno, las cosas irían peor que ahora.»
¡Cómo si tal cosa fuera posible! Ese pensamiento consuetudinario generado a raíz del desconocimiento de la
naturaleza humana y de las propuestas concretas y profundas del anarquismo,
hace que no sean pocos los que, al saber de nuestro ideal, nos tomen por
soñadores, que sueñan con una sociedad imposible, utópica. Y ya que el anarquismo no se ha podido poner en práctica por un espacio largo
de tiempo, no faltan tampoco los compañeros que han caído en esos parámetros
propios del desánimo y de la apatía, y se hacen llamar a sí mismos “Utopistas y
soñadores”
Para la propaganda del Estado no hay nada mejor que los que luchen se orillen a
sí mismos hacia la autodescalificación y el desánimo. Y es precisamente eso lo
que se hace al llamarse soñadores o utopistas. La libertad por la que luchamos los anarquistas no vendrá por sí misma, como si
de un acontecimiento inevitable se tratara. Precisa que los anarquistas luchen
por obtenerla, que instiguen al pueblo a rebelarse en contra de quienes les
someten. De nada sirve tener la razón; de nada sirve que la justicia
humana esté de nuestra parte. Gobiernos, policías, carceleros, capitalistas y
clérigos pisotean diariamente la libertad y la justicia. Amparados en las leyes
del Estado, en las armas de los sicarios puestos a su servicio y en la inacción
del pueblo, actúan diariamente a sus anchas.
Tenemos la razón y la justicia de nuestra parte; precisa ahora no esperar que
vengan por sí mismas, sino que nosotros las impongamos a gobiernos,
capitalistas y demás verdugos de la libertad y la justicia. Precisamos de
voluntad para lograrlo. Pero esa voluntad que se necesita para triunfar se ve
difuminada cuando quienes deben luchar por la anarquía se hacen llamar utópicos
y soñadores.
Si la anarquía ha de venir tarde o temprano porque hacia ella avanza la
humanidad casi de forma inevitable, nosotros hagamos una parte que ya vendrá
por sí misma, parece que se escucha decir a los utopistas.
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