Descaro y desfachatez sin límites
La Comunidad de Paz de San José de Apártadó ha dejado muchas constancias sobre el accionar paramilitar en el territorio donde se ubican nuestros asentamientos. Son muchos también los derechos de petición dirigidos al Presidente de la República en el que se le pide actuar, de acuerdo a sus obligaciones constitucionales, para frenar la unidad de acción entre esos grupos criminales y los agentes del Estado. Cuando el “paro armado” de hace pocos días, el Gobierno se rasgó las vestiduras tratando de ocultar todo el apoyo que les ha brindado. Su presencia es permanente y la cantidad de hombres no les permite ocultarse. Es el apoyo y la impunidad con que el Estado los cubre, lo que constituye su verdadera fortaleza.
Por nuestra parte, continuamos dejamos constancia ante el país y el mundo de sus crímenes:Desde el martes 24 al viernes 27 de enero de 2012, los paramilitares hicieron presencia nuevamente en las veredas La Esperanza y El Porvenir. Desde allí organizaron patrullajes en los alrededores, colocando retenes en los caminos. A los campesinos que requisan, les dicen que los tienen que apoyar, pues van a asesinar a los que no estén con ellos y que a esa h.p. Comunidad de Paz la van a exterminar. También anuncian que se van a llevar el ganado de los campesinos, el cual ya no les pertenece.
El sábado 28 de enero de 2012, hacia las 11:00 horas, los paramilitares hicieron disparos en la vereda El Porvenir. Todo el cúmulo de amenazas que han proferido allí, ha forzado a seis familias de dicha vereda a desplazarse. Otras familias están preparando su desplazamiento: nuevos crímenes de guerra del Estado.
El mismo sábado 28 de enero de 2012, tropas del Ejército ingresaron a la vereda Mulatos, de la Comunidad de Paz, donde profirieron, como de costumbre, nuevas amenazas contra la Comunidad de Paz y anuncios de su exterminio. A menos de una hora de distancia, Ejército y paramilitares se complementan en acciones de terror similares, pero los militares dicen que “no ven” a los paramilitares.
Continuamos, pues, bajo el terror y la zozobra, pero nada nos hace retroceder en nuestro empeño por un mundo alternativo y solidario. Renunciar a ello sería hipotecar nuestros ideales a los criminales. Nuevamente agradecemos la solidaridad de tanta gente que comparte esta búsqueda y rechaza estas infamias.
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