viernes, 10 de enero de 2014

Lo que no dice el artículo del Washington Post (I Parte)

Antonio Caballero, decía en 1998 que “en el fondo nuestra guerra es muy sencilla: es el fruto del imperialismo y de la lucha de clases. Dos cosas que, según las clases dirigentes colombianas, no existen. Así que seguiremos en guerra”[1]. Nunca esta aseveración fue más cierta, ahora que se levanta la polvareda por las “revelaciones” del Washington Post[2], que no dicen sino lo que muchos sabemos: que en buena medida esta oligarquía parásita, cleptómana, corrupta y mafiosa, se mantiene en el poder gracias a la intervención activa de los Estados Unidos en los asuntos colombianos.

Me costó entender por qué este artículo en particular causó tanto revuelo, si dice cosas que venimos diciendo desde hace mucho tiempo sobre la intervención norteamericana en el conflicto. El artículo apenas revela la existencia de “fondos negros”, cuyos montos no se dan a conocer, pero que serían muy superiores a las cifras oficiales de asistencia militar contenidas en el Plan Colombia (U$9.000.000.000). La existencia de asistencia militar, sobretodo en inteligencia y tecnología de punta, así como la presencia extendida de “asesores”, “contratistas” y mercenarios de la CIA y la NSA no es nada novedoso, salvo que, por primera vez, reconocen con meridiana claridad el carácter central que tienen para la estrategia militar “colombiana”. La sorpresa, en gran medida, se explica por la mediocridad de la prensa colombiana que se dedica exclusivamente, a repetir como guacamayas lo que vociferan mandos militares y el relamido ministro Pinzón respecto al conflicto. La prensa investigativa está muerta (literalmente) en Colombia y hay que enterarse de estas cosas a través de la prensa internacional. Un hecho vergonzoso, pero que es parte de la estrategia integral contrainsurgente del Estado para mantener a la opinión pública en la ignorancia de la realidad del conflicto y alimentarla con propaganda ridícula y exagerada.

El artículo del Washington Post no me pareció, salvo uno que otro dato, ni tan revelador, ni bien investigado: está escrito con sesgos importantes, con no poca dosis de propaganda, carente de profundidad histórica o analítica y con una comprensión muy superficial tanto de la dinámica como de la realidad del conflicto social y armado colombiano. Pero esta última crítica la haré específicamente en un futuro artículo. Por ahora me interesa mucho más lo que no se dice en este artículo que lo que se dice. Sobre todo en base a la posición de la oligarquía colombiana en el “nuevo orden mundial” y la intervención imperialista en el país, que va mucho más allá de lo que la autora del artículo, Dana Priest, está dispuesta a reconocer. En base a ello, podemos establecer algunos elementos para el análisis de la realidad política que creo son claves para el actual momento.

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