Antonio Caballero, decía en 1998 que “en el fondo nuestra
guerra es muy sencilla: es el fruto del imperialismo y de la lucha de clases.
Dos cosas que, según las clases dirigentes colombianas, no existen. Así que
seguiremos en guerra”[1]. Nunca esta aseveración fue más cierta, ahora que se
levanta la polvareda por las “revelaciones” del Washington Post[2], que no
dicen sino lo que muchos sabemos: que en buena medida esta oligarquía parásita,
cleptómana, corrupta y mafiosa, se mantiene en el poder gracias a la
intervención activa de los Estados Unidos en los asuntos colombianos.
Me costó entender por qué este artículo en particular causó tanto revuelo, si
dice cosas que venimos diciendo desde hace mucho tiempo sobre la intervención
norteamericana en el conflicto. El artículo apenas revela la existencia de
“fondos negros”, cuyos montos no se dan a conocer, pero que serían muy
superiores a las cifras oficiales de asistencia militar contenidas en el Plan
Colombia (U$9.000.000.000). La existencia de asistencia militar, sobretodo en
inteligencia y tecnología de punta, así como la presencia extendida de
“asesores”, “contratistas” y mercenarios de la CIA y la NSA no es nada
novedoso, salvo que, por primera vez, reconocen con meridiana claridad el
carácter central que tienen para la estrategia militar “colombiana”. La
sorpresa, en gran medida, se explica por la mediocridad de la prensa colombiana
que se dedica exclusivamente, a repetir como guacamayas lo que vociferan mandos
militares y el relamido ministro Pinzón respecto al conflicto. La prensa
investigativa está muerta (literalmente) en Colombia y hay que enterarse de
estas cosas a través de la prensa internacional. Un hecho vergonzoso, pero que
es parte de la estrategia integral contrainsurgente del Estado para mantener a
la opinión pública en la ignorancia de la realidad del conflicto y alimentarla
con propaganda ridícula y exagerada.
El artículo del Washington Post no me pareció, salvo uno que otro
dato, ni tan revelador, ni bien investigado: está escrito con sesgos
importantes, con no poca dosis de propaganda, carente de profundidad histórica
o analítica y con una comprensión muy superficial tanto de la dinámica como de
la realidad del conflicto social y armado colombiano. Pero esta última crítica
la haré específicamente en un futuro artículo. Por ahora me interesa mucho más lo
que no se dice en este artículo que lo que se dice. Sobre todo en base a
la posición de la oligarquía colombiana en el “nuevo orden mundial” y la
intervención imperialista en el país, que va mucho más allá de lo que la autora
del artículo, Dana Priest, está dispuesta a reconocer. En base a ello, podemos
establecer algunos elementos para el análisis de la realidad política que creo
son claves para el actual momento.
SEGUIR LEYENDO: http://www.anarkismo.net/article/26613
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