Todo sistema social tiene asociado un modelo económico. El
sistema capitalista de mercado, en el que nos vemos inmersos por ahora, tiene
asociado el modelo de economía capitalista tradicional. El sistema de
capitalismo estatal (Comunismo autoritario como en la extinta URSS, China o
Cuba) tiene asociado el modelo de planificación centralizada. Del mismo modo el
Comunismo Libertario (muchos prefieren llamarlo directamente anarquía) tiene
asociado el modelo de economía libertaria. No nos vamos a referir a los modelos
autoritarios, más que tangencialmente, por falta de espacio, para no alargarnos
demasiado. A quien le interese una crítica demoledora de dichos modelos puede
acudir a los libros de Abraham Guillén. Por lo tanto para entender la economía
libertaria hay que conocer el modelo de sociedad en la que se inscribe. A
esbozar ese modelo, el Comunismo Libertario (o anarquía) dedicaremos los dos
siguientes capítulos.
Podemos comenzar a definirlo por oposición. El Comunismo
libertario es un sistema social que, a diferencia del resto, es
antiautoritario. Es el único sistema social que cree en la mayoría de edad de
la humanidad. El único sistema que cree que los seres humanos se pueden
gobernar a si mismos sin necesidad de clases dominantes de ningún tipo (ni
nobles, ni reyes, ni dioses, ni curas, ni capitalistas explotadores, ni
políticos profesionales burgueses, ni partidos únicos “proletarios”). Todas
estas clases dirigentes han creado y mantenido sistemas sociales autoritarios
mediante la violencia y la mentira. Todas estas clases dirigentes se han
apropiado, en nombre del orden, la ley , dios, la patria, el pueblo o cualquier
otra entelequia, de los beneficios, la plusvalía generada por el trabajo de
todos aquellos que tenían por abajo, gobernándolos, explotándolos y
reprimiéndolos cuando les convenía para mantener sus privilegios.
El Comunismo Libertario es una sociedad sin dinero, sin
gobernantes, donde todo se decide de abajo a arriba. Donde las personas se
auto-organizan y deciden todo aquello que les afecta en comunidad. Donde no
existe la propiedad privada. Donde no existe la desigualdad. Donde, por fin, se
hace realidad la terna revolucionaria: Libertad, Igualdad y Fraternidad.
El Capitalismo democrático se olvida de la fraternidad y
solo le interesa la Igualdad ante la ley, pero no la igualdad de decisión. Así
mismo la única libertad que contempla es la de la posesión de los medios de
producción y de los bienes, sin importar las desigualdades sociales. Todo
ataque a la propiedad privada es duramente reprimido.
El Comunismo Autoritario (o capitalismo de estado), olvida
la libertad, todos son siervos del estado. Proclama la igualdad, pero la del
cuartel, todos iguales menos los dirigentes del Partido que son “un poquito más
iguales” (os recomiendo leer Rebelión en la Granja). Habla de fraternidad, pero
no puede haber verdadera fraternidad, sin libertad ni verdadera igualdad.
A diferencia de estos dos sistemas autoritarios, el
Comunismo Libertario (o anarquía), es un sistema que garantiza la Libertad,
puesto que todo lo decide toda la población mediante el sistema Federal de
Abajo a Arriba. Garantiza la igualdad, puesto que todos pueden decidir sobre lo
que les afecta y no existe la posibilidad de acumular, no existe el dinero,
todo es realmente de todos. Garantiza la solidaridad puesto que se organiza
federalmente con otras entidades y comparten los excedentes, no mediante
varemos monetarios o de trueque (siempre injustos y germen del egoísmo) si no
mediante la puesta en común de esos excedentes y el reparto equitativo de los
mismos según las necesidades de cada colectividad. Bien, del federalismo de
abajo a arriba y del modo de decidir las cosas en la sociedad del Comunismo
Libertario hablamos en los siguientes dos capítulos, para luego pasar al meollo
de la cuestión y tratar los puntos básicos de la economía libertaria.
FEDERALISMO, DE ABAJO A ARRIBA
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