miércoles, 17 de junio de 2015

APUNTES SOBRE EL MERCADO DEL FUTBOL: reflexiones en torno a la Copa América en Chile.


“Existe una imagen ideal, idílica, olímpica, de los Deportes. Es aquella que nos muestra a los Atletas entregados a las más nobles competencias físicas, en un estadio adornado de arcos de triunfo, estatuas del discóbolo, alegorías y estandartes (…) Pero esto es lo que podríamos calificar de «deporte ideal». Porque existe un deporte concreto y real, que es el que he podido ver en todas partes. Deporte que agudiza en tal grado los «chauvinismos», que acaba por crear rivalidades entre provincias, ciudades, pueblos, y hasta barrios (…) El deporte moderno no es fraternal como lo pintan. Ni creo que contribuya mucho al acercamiento entre los hombres. Es lucha y, como toda lucha, atiza pasiones y alimenta rivalidades”.
FRATERNIDAD Y DEPORTE (Fragmento)
Por Alejo Carpentier.
18 de Septiembre de 1953

La sana, libresca y necesaria práctica del deporte como afán de recreación y colectividad para el ser, hace tiempo quedó en la esfera de lo utópico como bien dice Carpentier. El deporte moderno se ha degradado al lamentable estado de la competencia pura gracias al Estado, el mercado y su espectáculo. Este tridente ha hecho del deporte un embrutecedor fenómeno de masas. Sólo para hacernos una idea, el partido final de la Copa Mundial de Brasil 2014 fue seguido por más de 909 millones de telespectadores, cifra que supera los 745 millones de habitantes de Europa y que se acerca a los 953 millones de habitantes de todo el continente americano. Si bien en algún momento el deporte, y precisamente el fútbol, aparecieron en la historia para entrenar el cuerpo y despertar los sentidos, la realidad de lucro, corruptela, divisionismos locales y chauvinismo nacional que se despliega reafirmando la ideología capitalista, no puede generarnos más que repudio a la hora de ver en todas las pantallas el inicio de la Copa América aquí, en Chile.

El fútbol y su origen se puede situar muy atrás en la historia, por allí por el siglo III A.C, momento en que se registran los primeros juegos con pelota, pero la forma que actualmente ha tomado este deporte se gestó en las Islas Británicas desde donde comenzó a tomar los ribetes de la modernidad para institucionalizarse en 1863 con el surgimiento de “The Football Association”, organismo que 41 años después se conformó en lo que hoy se conoce como ese real pero etéreo, itinerante y del todo mafioso estado-nación-corporativa de la FIFA.

En pleno siglo XIX y a espaldas de la clase obrera británica fue que el fútbol se difundió y extendió por el planeta, llegando a todas las colonias y puertos con presencia inglesa. Y como no, si para el año 1914 el 84% del territorio total del planeta se encontraba bajo dominio Europeo. Desde aquella época, todo quehacer humano se ha destinado a la desmedida y afanosa necesidad de ganancia del capital. Preso de este margen, el fútbol no ha quedado ajeno a los intereses del valor y su crecimiento infinito.

Ilusión, espectáculo y mercancía.
La inagotable capacidad que tiene el mercado de hacer suyo todo aquello que por historia no le pertenece, es realmente, total. Su afán colonizador ha traspasado todas las fronteras y su discurso esquizoide ha logrado cuajar dentro de un solo relato, el del consumo, experiencias incompatibles e iconos que son totalmente antagónicos a su proyecto. Así, secuestran referentes que en su momento fueron perseguidos a través de la más brutal represión, convirtiéndolos en imágenes inofensivas, canonizadas por su propio “merchandising”, vaciando su nombre de toda aquella potencialidad revolucionaria que los hizo peligrosos en vida, para dejar su imagen flotando en la tramposa esfera del espectáculo. De este proceso nada ni nadie se escapan, llegando a generar bienes culturales que en forma masiva llenan cada uno de los espacios de la vida. El arte, la entretención, el deporte, la sociedad en su conjunto, han sufrido este secuestro y a días del inicio del campeonato entre selecciones más antiguo del planeta vale la pena preguntarse algunas cosas. Por ejemplo ¿Cuál es la necesidad social de organizar la copa América en la región chilena?

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