Reflexiones en torno a las luchas del sector educativo en
Colombia, la multisectorialidad y la acción directa popular.
La situación actual en Colombia en el sector educativo ha
estado girando en torno a una serie de conflictos, coyunturas y escándalos que
sacuden el magisterio, las universidades públicas y los colegios en diferentes
territorios del país. Por un lado ha concluido la etapa de pre-negociación de
dos de estos conflictos -por lo menos en lo que respecta a las direcciones
sindicales y los actores con los que se interlocuta directamente-, a saber, la
asamblea permanente de las trabajadoras de la Universidad Nacional, impulsada
por el Comité Pro-Mejora Salarial, y el paro de los profesores agrupados dentro
de la Federación Colombiana de Educadores. Así mismo empieza con pisada fuerte
las movilizaciones, dinámicas de asamblea permanente y paros estudiantiles en
universidades como la Industrial de Santander, la misma Universidad Nacional,
la Pedagógica Nacional (cuyas peticiones tienen relación directa con el paro
del magisterio), el Politécnico Jaime Isaza, la Unicordoba, Unipamplona, y que
se han saldado con victorias en las ultimas semanas en la Unillanos. Tampoco
podemos pasar por alto las demandas y procesos de movilización de profesores
universitarios en la UIS y la USCO, o la protesta que han impulsado estudiantes
de secundaria, sobre todo en el marco del paro nacional docente o por demandas
locales, que se ha manifestado con diferentes tomas a centros educativos
durante los últimos meses, como ha venido sucediendo en Bogotá en localidades
como Kennedy, los Mártires o Usme.
Esta arremetida de los diferentes estamentos educativos
debemos entenderla y dimensionarla a través de dos ejes coyunturales: por un
lado los diálogos de paz entre las insurgencias y el gobierno, y de otro lado,
la imposición del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Santos para el
periodo 2015-2018. Estos dos escenarios representan claramente las dos
perspectivas de país, a groso modo y dejando de lado por un momento los matices
interinos, de la burguesía criolla y de los movimientos sociales. Así, mientras
desde el sector educativo se hace énfasis en el papel de la educación en la
construcción de alternativas al actual conflicto armado, el gobierno no duda en
arreciar la guerra contra los movimientos sociales (que se manifiesta en el
caso particular con el trato militar a las demandas de profesoras y
estudiantes, así como en el uso recurrente de la herramienta paramilitar,
auspiciada entre otros por directivas de universidades, como se ha denunciado
en la UIS o en la Unicordoba); de igual forma, los estamentos organizados
dentro de universidades y colegios seguimos insistiendo en la necesidad de
desfinanciar la guerra para mejorar la educación pública de carácter gratuito,
mientras al mismo tiempo el gobierno insiste en la privatización a través de su
nuevo Plan de Desarrollo y políticas como el programa “Ser Pilo Paga”, que
transfiere recursos a la educación privada. En el mismo PND se hace la salvedad
en la primera página de que ha sido pensado para seguir los lineamientos de la
OCDE, grupo selecto de países al cual el Estado Colombiano pretende entrar, lo
que ya nos ubica las coyunturas dentro del panorama superestructural del
sistema: la inclusión de Colombia en el nuevo mercado internacional, ocupando
su papel dentro de la división internacional del trabajo. No sobra también
recordar que precisamente un amplio sector de FECODE llamó a votar por Santos
el año pasado, impulsados por la necesidad de continuar los dialógicos de paz,
mismo sector que tiene también responsabilidad política por la negociación que
vendió el paro de docentes, dinámica que se repitió con un amplio margen de
organizaciones estudiantiles que hoy se limitan para construir un movimiento
estudiantil verdaderamente fuerte, mientras no escatimaban esfuerzos en las
anteriores elecciones y que descaradamente apoyaron la reelección de Santos, al
tiempo que se padecía un reflujo estratégico por la falta de dinamismo con
problemáticas locales.
Para quienes nos pensamos una alternativa autónoma desde los
movimientos sociales ha sido importante abordar estos dos ejes con mayor
profundidad a lo que ofrecen los sectores reformistas e incluso las mismas
insurgencias (que en el caso concreto de La Habana parece centrarse en gran
medida en el tema de la Participación Política), intentando partir de una
critica antiestatal a los diálogos de “paz” y al modelo de país que se piensa
el Estado y se materializa ahora con el PND. En esa misma linea es importante
que desde nuestra perspectiva política e ideológica podamos posicionarnos en
torno al paradigma de la educación en el sistema actual de cosas y nuestras
posturas frente a los diferentes conflictos que se han venido forjando al calor
de la lucha organizada, pudiendo plantear propuestas concretas y estratégicas
para los tiempos actuales y venideros:
Multisectorialidad social y educativa; la construcción de
banderas de lucha conjuntas:
Debemos partir de la significación misma que tienen los
procesos de resistencia, de sus alcances y limitaciones. Desde el paro nacional
universitario del 2011 el sector educativo a nivel nacional había presentado
cierto reflujo, en una retroceso que ha significado perder la capacidad de
disputa frente a temas que nos conciernen en lo inmediato (como el acuerdo 2034
que parece haber pasado relativamente por desapercibido), mientras movimientos
como el agrario y los indígenas han venido aumentado su beligerancia y
perspectiva de acción, especialmente durante el Paro Nacional Agrario del 2013
y las diferentes protestas en el Cauca, Catatumbo, Arauca y otras regiones del
país. Es de aquí de donde debemos partir para poder pensarnos como sector
educativo dentro de los movimientos sociales: es importante ubicarnos dentro de
grandes abanicos de lucha, unificando demandas y articulando banderas. Ello no
pasa por simple comentario, como hemos visto, una derrota ahora mismo
implicaría un nuevo reflujo que nos daría un paso atrás durante un par de años
más, mientras que una arremetida social en este momento podría ubicar al pueblo
organizado en una nueva dimensión de disputa, le dotaría de nuevas esperanzas y
ampliaría horizontes.
seguir leyendo: https://ccsubversion.wordpress.com/2015/05/10/de-paros-huelgas-y-burocracias-sindicales/
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