Colombia Es El Típico Ejemplo En América Latina, si bien la
reacción de los gobiernos de la mayoría de países de América Latina ha sido
mucho más sensible a la crisis mundial del capitalismo que lo que se
observa en los Estados Unidos y Europa, la excepción es Colombia, cuyo
territorio ha sido entregado al capital transnacional para su explotación y
depredación. El planteamiento es del reputado sociólogo urbano, geógrafo e historiador
social inglés David Harvey, uno de los más connotados intelectuales de la
izquierda de prestigio mundial, en desarrollo de una de sus recientes
conferencias en la ciudad de Buenos Aires.
En Suramérica, Colombia es un caso patético de las consecuencias
nefastas del modelo neoliberal, explicó. “La historia de Colombia es
terrible porque es un claro ejemplo de acumulación por desposesión”, agregó
Harvey, pues los gobiernos de este país andino han entregado el territorio a
las transnacionales minero-energéticas para su explotación, las cuales a su vez
son protegidas por el ejército y cuentan con todas las garantías y gabelas del
Estado colombiano.
Harvey desarrolla el presupuesto de acumulación por
desposesión para analizar fenómenos como los que se dan en Colombia de
mercantilización y privatización de la tierra, expulsión violenta de campesinos
y la transformación de los derechos comunes en derechos privados.
“Lo que posibilita la acumulación por desposesión es la
liberación de un conjunto de activos, incluida la fuerza de trabajo a
un coste muy bajo y en algunos casos nulo”, explica el científico social
inglés.
Agotamiento del capitalismo
Harvey fue categórico en su análisis al sostener que el
sistema capitalista se agotó porque no está funcionando para el bienestar de la
gente, por ello, dijo, es urgente pensar en una transición de largo plazo a
partir del cambio de patrones culturales, relaciones con la naturaleza y
redefiniendo las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio
y consumo.
Su visión crítica de la crisis capitalista da
luces respecto del límite al que ha llegado el mundo por culpa de un sistema
codicioso, criminal y depredador que no tiene límites.
Este teórico marxista nacido en Kent, Inglaterra, en 1935,
doctorado en la Universidad de Cambridge en geografía histórica y con
un post doctorado en la Universidad de Uppsala, Suecia, actualmente profesor de
la Universidad de Nueva York y catedrático visitante de London School of
Economics, es conocido además por sus formulaciones en torno al Derecho a la
Ciudad y a la Acumulación por desposesión.
Especulación a expensas del Estado
¿Cómo detener la acumulación de la riqueza mundial?, es
la pregunta que hay que hacer, sostiene Harvey, puesto que es irónico que en
medio de la crisis civilizatoria que ha causado el capitalismo, haya hoy más
millonarios en el mundo que hace tres años, y a los bancos, los grandes
especuladores, ahora les vaya muy bien a expensas del Estado. Es decir, “se
avala a los bancos y se le pega a la gente”.
Lo peor, pronostica, es que “vamos a ver al Fondo
Monetario Internacional hacer más de lo mismo en el futuro: implementando
feroces medidas de austeridad que están llevando a una enorme disminución de
los niveles de vida de los ciudadanos”.
La irracionalidad capitalista
El sistema capitalista está basado en el crecimiento. En
general, la tasa mínima de crecimiento aceptable para una economía capitalista
saludable es del tres por ciento. El problema es que se está poniendo cada vez
más difícil sostener esa tasa sin recurrir a la creación de variados tipos de
capital ficticio, como viene ocurriendo con los mercados de acciones y
con los negocios financieros en las últimas dos décadas. Para mantener esa tasa
media de crecimiento, afirma Harvey, será preciso producir más capital
ficticio, lo que provocará nuevas burbujas y nuevos estallidos de las mismas.
En Estados Unidos se quiere hacer pagar el costo de la
crisis económica a los sectores más vulnerables de la población mediante la
reducción de programas sociales y la disminución de los impuestos a los
sectores más adinerados como ocurrió en los gobiernos conservadores de Reagan y
W. Bush. El propósito de estas medidas de claro tinte neoliberal es lograr el
rescate de las instituciones financieras, las causantes de la crisis, lo
que también se busca hacer en Europa.
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