viernes, 5 de julio de 2013

Las guerras del Catatumbo (I)

Para entender la ola de violencia en esa región hay que reconstruir su historia desde los primeros gamonales y los indígenas Bari hasta la “Huelga del arroz”, pasando por la colonización de la frontera con Venezuela.

Los obreros mandaban en la Alcaldía y en los sistemas educativo y de salud pública; regulaban el mercado por medio de un sólido aparato cooperativo y controlaban el reclutamiento de trabajadores. Ecopetrol no daba un paso en la región sin consultar a la CUT. La historia de este poder comienza con la “Huelga del Arroz”, a mediados de los años 30, casi al mismo tiempo con la explotación petrolera en el país.
La protesta estalló porque la compañía tenía restaurantes diferentes para obreros, empleados y directivos, lo que se consideró excluyente y deshonroso. Pero el verdadero cargo que encendió la hoguera fue la falta de arroz en el menú de los obreros, porque la mayoría era de origen campesino, de regiones cálidas donde poco o nada se comía papa, la parte sustanciosa de la dieta impuesta por la empresa.
Ese origen fue también la causa de una solidaridad a toda prueba de los colonos con los trabajadores. La colonización campesina fue jalonada por la construcción de trochas y campamentos que la explotación petrolera requería.

Muchos campesinos llegaron desplazados por las medidas de protección que los hacendados santandereanos montaban a raíz de la promulgación de la función social de la propiedad —Ley 200 del 36—. La huelga del arroz fortaleció el poder sindical y la economía campesina.

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