lunes, 16 de mayo de 2016

¿Quién la tiene Clara?

Quizás resulta extraño iniciar un escrito de nuestra autoría citando a la actual Ministra de Trabajo del Gobierno Santos, sin embargo, lejos de un viraje a la socialdemocracia,  nuestra intención radica en desglosar algunos de los elementos analíticos que permitan comprender el porqué de la decisión de aceptar el cargo, de la hasta entonces Presidenta del “único” partido de oposición de “Izquierda” en nuestro país. Suspicacia debe producir el comportamiento de este personaje que desde su discurso  ha enunciado tener  como bien supremo el punto común de la Paz, y para ello,  decide apoyar el plan de gobierno de Juan Manuel Santos haciéndose parte del mismo. 

El panorama desde un principio nos llena de dudas, si tenemos en cuenta que  el empalme entre el anterior Ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, otrora, sindicalista Burocrático consagrado,  será muy fácil ya que los dos han estado  en contertulio desde la Administración que “Lucho” lideró en la Capital entre los años 2004 y 2007. En consecuencia, antes que un cambio en la orientación del Ministerio, lo que factiblemente encontremos es la continuación del proyecto vigente robustecido con la ralea burocrática de “izquierda”.

En contraposición a lo que se podría llegar a afirmar, somos conscientes  del momento que estamos viviendo en Colombia y las implicaciones que derivan de la decisión de las insurgencias de negociar con el Estado la dejación de armas, entre otras acciones, como parte necesaria para generar las condiciones para que les permitan hacer política dentro de los marcos del establecimiento. Por ello creemos pertinente remitirnos a lo que  la nueva ministra de trabajo cree en que está en juego en  el actual proceso de Paz con las FARC-EP en La Habana.

En estos momentos, tres de los seis puntos establecidos en las conversaciones previas, tienen un acuerdo parcial entre las dos partes, puntos de relativa importancia si se mira lo que falta, estos son: Política de desarrollo agrario integral, participación política y solución al problema de las drogas ilícitas. En conversaciones están el resto de puntos que se consideran los más espinosos y por tanto más importantes para el desarrollo efectivo de un pacto de no agresión entre las dos partes; víctimas, fin del conflicto e implementación, verificación  y refrendación de lo pactado. Es decir, el punto crucial al que hace referencia Clara López, es el de una intencionalidad de las dos partes por concretar un cese de hostilidades y una posibilidad para ingresar a la lucha parlamentaria sin prejuicios. Tema de más complicado, pero que no logra discutir el avance de las políticas Neoliberales en el modelo de país que impulsa un gobierno como el de Juan Manuel Santos, que si se lee un poco de historia económica, va totalmente encaminado a lo que la otra “oposición”, la de derecha en cabeza del Centro Democrático, le ha apostado desde sus inicios, es decir entregar las tierras y la fuerza productiva del país a las multinacionales.

Este gabinete que bien lo dice la Ministra se ha conformado para el Posconflicto (Posacuerdo para nosotras), motivo por el cual a ella se le encomendó seguir con las políticas de gobierno, en el sector laboral, que dejo implementadas Lucho Garzón. Se adecua con los lagartos y estrategas de siempre, como el nuevo ministro de ambiente, Luis Gilberto Murillo, experto en Minería a Cielo Abierto, que tiene la tarea de ajustar el sector agroindustrial y minero-energético a los nuevos territorios que van a ser explotados donde antiguamente hacia presencia la insurgencia.



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