El profesor de antropología en la London School of
Economics, activista y anarquista David Graeber publicó en octubre un artículo
en The Guardian, durante las primeras semanas de los ataques de ISIS a Kobane
(norte de Siria), y donde se preguntaba por qué el mundo estaba ignorando a los
revolucionarios kurdos de Siria.
Mencionando a su padre, voluntario en las Brigadas
Internacionales en defensa de la República Española en 1937, preguntó: si
hay algo similar hoy a los superficialmente devotos falangistas asesinos de
Franco, ¿quiénes serían sino Isis? Si hay algo similar a las Mujeres Libres de
España, ¿quienes podrían ser sino las valientes mujeres que defienden las
barricadas en Kobane? ¿El mundo –y más escandalosamente en esta ocasión, la
izquierda internacional– va a ser cómplice de dejar que la historia se repita?
Según Graeber, la región autónoma de Rojava, formalizada en
2011 mediante un "contrato social" como tres cantones antiestatales y
anticapitalistas, es un notable experimento democrático de estos tiempos.
A principios de diciembre pasó diez días en Cirize –uno de
los tres cantones de Rojava– con un grupo de ocho personas, estudiantes,
activistas y académicas de diferentes partes de Europa y de los EE.UU. Tuvo la
oportunidad de observar in situ la "autonomía democrática", y de
realizar decenas de preguntas.
Ahora nos cuenta sus impresiones de este viaje además de
plantear grandes preguntas y dar respuestas a por qué este
"experimento" de los kurdos de Siria es ignorado por el mundo entero.
En tu artículo para The Guardian preguntaste por qué todo el
mundo estaba ignorando el "experimento democrático" de los kurdos de
Siria. Después de vivirlo durante diez días, ¿tienes alguna nueva pregunta o
quizá alguna respuesta?
Bueno, si alguien tenía alguna duda acerca de si esto es realmente una
revolución, o es en realidad algún tipo de artificio, yo diría que la visita
zanja definitivamente la cuestión. Todavía hay gente que opina así: esto es
sólo una pantomima del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), en
realidad son una organización autoritaria estalinista que únicamente finge
haber adoptado la democracia radical. No. Son totalmente sinceros. Se trata de
una verdadera revolución. Pero de una forma que es precisamente el problema.
Las grandes potencias han abrazado una ideología que dice que ya no pueden
darse verdaderas revoluciones. Mientras tanto, muchos en la izquierda, incluso
en la izquierda radical, parecen haber adoptado tácitamente una política muy
similar, a pesar de que todavía hagan superficialmente ruido sobre la
revolución. Se encuadran en un marco "anti-imperialista" puritano que
asume que los jugadores importantes son los gobiernos y los capitalistas y que
ese es el único juego que cuenta. El juego en el que unos financian guerras,
crean villanos míticos, se apoderan del petróleo y de otros recursos, tejen sus
redes de clientelismo,...; ése es el único juego que cuenta. La gente en Rojava
están diciendo: no queremos jugar a ese juego. Queremos crear un juego nuevo.
Muchas personas lo encuentran confuso y molesto por lo que optan por creer que
no está sucediendo realmente, o que esas gente está engañada, es deshonesta o
ingenua.
Desde octubre vemos una solidaridad creciente de diferentes
movimientos políticos de todo el mundo. Ha habido una gran cobertura, y
bastante entusiasta, de la resistencia Kobane por los grandes medios de
comunicación mundiales. La postura política respecto Rojava ha cambiado, hasta
cierto punto, en occidente. Todas estas son señales importantes pero ¿crees que
la autonomía democrática y todo lo que se ha experimentado en los cantones de
Rojava se discute suficientemente? ¿En qué medida la percepción general de que
"algunas personas valientes luchan contra el mal de esta época, ISIS"
domina esta aprobación y la fascinación?
Me parece notable cómo tanta gente en occidente ve estas escuadras feministas
armadas, por ejemplo, y no se pregunte por las ideas que hay detrás de ellas.
Sólo piensan que ha sucedido de alguna forma. "Supongo que es una
tradición kurda." Hasta cierto punto es orientalismo, por supuesto, o para
decirlo llanamente, racismo. Nunca se les ocurre que la gente en el Kurdistán
podría estar leyendo también a Judith Butler. En el mejor de los casos piensan
"Oh, están tratando de llegar a los estándares occidentales de la
democracia y de los derechos de las mujeres. Me pregunto si es real o sólo lo
hacen de cara al extranjero". Simplemente no parece que se les pase por la
cabeza que puedan estar llevando estas cuestiones más allá de lo que los
"valores occidentales" nunca han estado; que puedan creer
genuinamente en los principios que los estados occidentales sólo profesan en la
teoría.
Mencionaste el enfoque de la izquierda sobre Rojava. ¿Cómo
es recibida en los movimientos anarquistas internacionales?
La reacción en las movimientos anarquistas internacionales ha sido claramente
diversa. Me parece un poco difícil de entender. Hay un grupo muy importante de
anarquistas –normalmente los elementos más sectarios– que insisten en que el
PKK sigue siendo un grupo nacionalista autoritario "estalinista" que
ha adoptado a Bookchin y otras ideas libertarias de izquierda para camelar a la
izquierda antiautoritaria de Europa y América. Me llama la atención porque esta
es una de las ideas más tontas y narcisistas que he escuchado nunca. Incluso si
la premisa fuera correcta, y un grupo marxista-leninista decidiera fingir una
ideología para ganar apoyo extranjero, ¿por qué habría de elegir las ideas
anarquistas desarrolladas por Murray Bookchin? Esa sería la táctica más
estúpida nunca vista. Obviamente deberían simular ser islamistas o liberales,
que son los que tienen capacidad de consiguir armas y material de apoyo. De
todos modos creo que mucha gente en la izquierda internacional, incluyendo a la
izquierda anarquista, en realidad no quiere ganar. No se pueden imaginar que
pueda darse realmente una revolución y secretamente, ni siquiera la quieren, ya
que significaría compartir su club guay con la gente común; ya no serían
especiales. Así que de algún modo es bastante útil para distinguir a los
verdaderos revolucionarios de los farsantes. Pero los verdaderos
revolucionarios se han mantenido firmes.
¿Qué te impresionó más de Rojava en términos de esta
práctica de autonomía democrática?
Había tantas cosas impactantes. No creo haber oído de ninguna otra parte del
mundo donde haya habido una situación de dualidad de poder en la que las mismas
fuerzas políticas hayan creado ambos lados del mismo. Ahí está el autogobierno
democrático que tiene todas las formas y atavíos de un estado –parlamento,
ministerios, etc.– pero que fue creado para estar cuidadosamente separada de
los medios de poder coercitivo. También tienes el TEV-DEM (Movimiento de la
Sociedad Democrática), instituciones de democracia directa de-abajo-a-arriba.
En última instancia –y esto es clave– las fuerzas de seguridad son responsables
ante las estructuras de-abajo-a-arriba y no ante las de-arriba-a-abajo. Uno de
los primeros lugares que visitamos fue una academia de policía (Asayiş). Todos
tienen que realizar cursos sobre resolución no violenta de conflictos y teoría
feminista antes de que se les permita tocar un arma. Los co-directores nos
explicaron que su objetivo final es dar a todos los habitantes del país seis
semanas de entrenamiento policial, con lo que podrían eliminar la policía en
última instancia.
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