El pasado 31 de octubre El Movimiento Ríos Vivos expuso en
Washington la gravedad de las amenazas y violaciones a los derechos humanos que
hemos tenido que sufrir por la labor de exigencia de derechos que realizamos.
En este escenario el gobierno colombiano adquirió el compromiso de adelantar un
encuentro el día 21 de noviembre con diversas organizaciones implementar
medidas de protección específicas para defensores de derechos ambientales. El
gobierno incumplió la cita y hoy lamentamos un nuevo asesinato.
En medio del dolor y la angustia de ver las playas del Cañón
del Río Cauca destruidas por retroexcavadoras que con la complicidad y por
empresas del Estado Colombiano han ingresado y destruido lo que por siglos ha
sido el trabajo ancestral de barequeras y barequeros, las y los integrantes del
Movimiento Ríos Vivos por segunda vez en menos de tres meses perdemos a uno de
los nuestros que, como todos, asumimos con dignidad y valentía el atrevernos a
decir NO a la construcción de la represa más grande de país –HIDROITUANGO-
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