por: José Antonio Gutiérrez D.
El departamento de Tolima, en el corazón de Colombia, es un
punto clave en el pulso entre dos modelos antagónicos de país: por una parte,
un modelo cortoplacista, insostenible y destructivo del medio ambiente y las
comunidades, el cual es contenido en el Plan Nacional de Desarrollo del
gobierno nacional. Aunque se maquille a este plan con fraseología “verde” y
socialdemócrata, es evidente la continuidad de las políticas favorables a la
agroindustria, el extractivismo despojador, y la concentración de tierras y
capitales[1]. Por otra parte, están las comunidades que
mantienen una férrea y digna defensa del agua, de la vida, del medio ambiente,
de la vocación agrícola de los territorios tolimenses, así como de la necesidad
de pensar un desarrollo acorde a las necesidades de las comunidades, a largo
plazo y respetuoso del medio ambiente.
Esta disputa se manifiesta concretamente en la resistencia
de las comunidades a los megaproyectos hidroeléctricos y mineros que impulsa el
gobierno en el departamento. Todos ellos están íntimamente ligados, pues los
siete proyectos hidroeléctricos que se están planteando para el sur de Tolima
tienen por fin aparente alimentar la enorme demanda energética de megaproyectos
mineros como La Colosa por parte de la AngloGold Ashanti (la cual ha
copado el 60% del territorio del municipio de Cajamarca -30.440 hectáreas-, con
21 títulos mineros)[2]. A este escenario, el pueblo tolimense ha opuesto una
amplia y extendida resistencia que hoy en día va dando frutos en propuestas de
desarrollo alternativo como la figura de Zonas de Reservas Campesinas que
sustentan las asociaciones campesinas tolimenses.
Ibagué en la mira de la megaminería
El tema de los megaproyectos no es un asunto que amenace tan
sólo a los sectores rurales, alejados de las urbes. Ibagué, el cual anualmente
desde el 2009 ha sido escenario de las multitudinarias marchas-carnavales
contra la minería y en defensa del agua y la vida, es, literalmente, un
municipio en concesión para la explotación del oro, cobre, plata, platino,
plomo y zinc. El 30% del territorio del municipio, según las estadísticas de la
Agencia Nacional Minera, se encuentra repartido en 99 títulos mineros otorgados
con un área de 42.712 hectáreas, más 44 títulos mineros solicitados con un área
de 33.251 hectáreas, es decir el 23% del territorio total del municipio. De
estos, 27 títulos son propiedad de la multinacional AngloGold Ashanti con
un área de 31.354 hectáreas (73,4%), 1 título es de la Continental
Gold Ltd con un área de 4.223 hectáreas (9,9%) y 3 títulos son de
propiedad de Negocios Mineros S.A. con un área de 2.752 (6,4%) y 68
títulos son propiedad de otras empresas con un área de 4.382 hectáreas
(10,3%).
Estas concesiones se encuentran en la cuenca del rio
Combeima, que registra 39 títulos otorgados con un área de 7.595,4 hectáreas
(27,7% del total), incluyendo la zona aledañas a la bocatoma del Ibal y
la quebrada Cay. A apenas 17 kilómetros del casco urbano de Ibagué, en el domo
del volcán Machín, se registra 1 título minero otorgado con un área de 160,5
hectáreas (37,2% del domo), más 2 títulos mineros solicitados con un área de
269,7 hectáreas (62,8% del área total del domo). Tampoco se salvan los páramos,
donde se registran 10 títulos otorgados con un área de 5.297,2 hectáreas (30,4%
del área total de páramos).
En respuesta a esta locura extractivista, se vienen
adelantando una serie de iniciativas populares, como la Consulta Popular,
iniciativa aprobada por el Concejo Municipal en febrero pasado, mediante la
cual se preguntaría a la población la siguiente pregunta “¿Está usted de
acuerdo, sí o no, con que en el municipio de Ibagué se ejecuten actividades que
impliquen contaminación del suelo, pérdida o contaminación de las aguas, o
afectación de la vocación agrícola y turística del municipio, con motivo de
proyectos mineros?”[3]. También se volverá a realizar, este 3 de Junio, una
nueva Marcha Carnaval en la cual se espera que, una vez más, miles de personas
expresen su defensa del territorio y del agua, llenando de colores las calles
de la capital departamental[4].
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