Compañeros/as reciban un fuerte y caluroso abrazo de quienes
aun en estos centros de domesticación, ultraje y tortura, hemos sabido mantener
nuestra dignidad de revolucionarios, y fe en la capacidad del ser humano para
construir sociedades que se soporten en la libertad, como principio rector de
sus relaciones.
Los motivos de esta pequeña carta son:
Primero, felicitar a quienes como ustedes se han dedicado a difundir un saber
distinto al hegemónico, y de este modo construyen y retoman otros referentes
desde los cuales poder rebatir la homogenización del discurso y la práctica del
poder como forma de opresión; permitiéndonos observar una multiplicidad de
cosmovisiones y sentires que podrán ser tomados para construir seres realmente
humanos y sociedades realmente libres.
Segundo, poder apelar a su solidaridad para que nos hagan
llegar la mayor cantidad de estos textos (anarquistas, anti-autoritarios, críticos),
con el fin de poder educarnos en la diversidad y multiplicidad del saber, y así
enseñar a cientos de personas que en estos centros reconocen el proceso de
degradación impuesto por la lógica capitalista; pero al no conocer formas
efectivas de enfrentarla, se dejan arrastrar por esta destructiva forma de
concebir el mundo y la vida.
Comenzar a descubrir la historia de la resistencia llevada a cabo por las diferentes
comunidades, más las distintas teorías de emancipación; será el comienzo del
fin de tan injusto sistema.
Como tercero y último, hacer la invitación a estrechar los
lazos entre las múltiples expresiones de inconformidad y lucha que existen hoy,
ya que sólo en la unidad de la diversidad podremos encontrar el camino hacia un
mundo incluyente, justo y ante todo libre.
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